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Continuando con la anterior entrada “Innovación o el arte de generar e introducir con éxito novedades en el mercado”, esta vez voy a escribir sobre qué podemos hacer para que la innovación no sea únicamente fruto de una inspiración puntual, si no que sea un flujo continuo de ideas. Voy a centrarme a nivel empresarial (intraemprendedor) aunque es de aplicación también para el emprendedor que empieza desde cero y para otros aspectos de la vida diaria. Una idea es como una semilla, es decir que hasta que no se planta, se riega, se cuida, crece y se mantiene, no tiene valor, en nuestro caso hasta que el proyecto derivado de la idea no tiene éxito no podemos hablar de innovación.

Generar ideas distintas e innovadoras es a la vez que apasionante, una actividad crítica en las organizaciones que quieren seguir siendo competitivas. Partimos de que todas las empresas que están funcionando en el mercado ya son competitivas, pero en un contexto empresarial donde la competencia es cada vez más agresiva y el cliente más exigente, ¿durante cuánto tiempo podrán mantener su competitividad?. Es un deber para las organizaciones desarrollar competencias que les permitan seguir existiendo en el mercado futuro, para ello deben ver más allá del corto plazo.

La primera labor antes de generar ideas es tener una previsión de cuál va a ser el contexto competitivo futuro. Está visión inicial es la que nos ayudará a acotar la futura generación de ideas. Debemos empezar teniendo muy bien definidas las competencias internas de la organización y sus posibles aplicaciones presentes, para posteriormente realizar un análisis externo identificando:

• La evolución de los mercados existentes
• Los nuevos mercados potenciales
• Las futuras necesidades de los usuarios

De este análisis externo se tienen que definir las competencias necesarias que se ha de tener para satisfacer las futuras necesidades de los clientes, y con ambos análisis finalmente plasmar en una matriz las acciones que pueda realizar la organización con las aplicaciones existentes o nuevas y que pueda cometer con la tecnología existente o nueva. Este paso es muy positivo ya que de él obtendremos una previsión lo que va a pasar a medio plazo, además de las competencias que tenemos que desarrollar si queremos seguir en el mercado. En este punto es cuando la organización debe de seguir con la planificación a corto y conjuntamente ir dando forma sus proyectos a medio y largo plazo.

Ahora es cuando entramos en la fase de vigilancia. Para hallar de las ideas de innovación previamente hemos de identificar las señales y para eso tenemos que tener muy claras cuáles van a ser nuestras fuentes de información. Las señales pueden venir de cualquier parte del entorno externo e interno. Tenemos que estar abiertos a ellas y saber gestionarlas, hacer un esfuerzo continuo y organizado de observación, analizar los hechos del entorno económico, tecnológico, social o comercial, relevantes que puedan implicar una oportunidad o amenaza, con el objetivo de tomar decisiones y anticiparse a los cambios.

Las fuentes en esta etapa pueden ser múltiples, las dividiremos en dos familias:

• Datos de campo: departamento de ventas, canal de distribución, agencias, competencias, asociaciones, investigación de mercado, universidades, centros de I+D, etc.
• Datos publicados: periódicos y revistas específicos, artículos, informes de analistas, registros de patentes, publicaciones, etc.

Vigilamos para adquirir conocimiento del sector, reducir riesgos y detectar las señales. Estas señales se tienen que recoger, estructurar, ampliar y finalmente tomar una decisión. La próxima semana entraré en profundidad en este proceso utilizando el “Panel de Señales”.

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