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A diario oímos, vemos y leemos información acerca de lo importante que es emprender, de lo crucial que es para un país en recesión tener un buen número emprendedores dispuestos a aventurarse en la más pura incertidumbre con los objetivos de generar valor, riqueza, puestos de trabajos y por supuesto nutrir a nuestro Estado de dinero vía impuestos.

La sociedad española y sus gestores se han dado por fin cuenta de la importancia del emprendedor, y lo están apoyando ahora más que nunca en nuestra historia, por ejemplo con la próxima Ley del Emprendedor, con los centros de innovación, aceleradoras de empresas, con la formación especializada, y con las numerosas ayudas que se están proporcionando.

Todo esto es un pequeño paso hacia delante para llegar al objetivo de cambiar el modelo productivo actual, reduciendo el peso de sectores tradicionales y de poca productividad, mientras se aumenta la importancia de actividades de gran valor añadido y de alta productividad basadas en el conocimiento y en la innovación.

Sin embargo, para avanzar más es necesario no solo potenciar a los emprendedores, sino además dar más importancia a una figura de la que prácticamente nadie habla, de aquel empleado que dentro de una organización trata de aventurarse en terrenos desconocidos, ejerciendo de innovador y desarrollando nuevos proyectos de negocio. A esta figura peculiar se le llama intraemprendedor (intrapreneur).

Los intraemprededores son empleados inquietos y creativos que se cuestionan la forma, el porqué y el cómo hacer las cosas, y que están dispuestos a revolucionar la empresa desde dentro, capitaneando nuevos proyectos con el objetivo de que la empresa cree valor dentro del turbulento entorno que nos rodea. Su perfil es muy parecido al del emprendedor con la diferencia de la vinculación emocional que tienen los intraemprededores con su organización.

En el mercado hay múltiples ejemplos de conocidos intraemprededores, también llamados visionarios que consiguieron llevar a su organización al éxito innovando desde el interior, como por ejemplo Spencer Silver y Art Fry con la creación de los Post-it dentro de la empresa 3M y Ken Kutaragi desarrollando Sony Computer Entertainment.

El deber de la empresa es potenciar estos perfiles. Vivimos en un entorno totalmente inestable donde lo establecido cambia cada vez más rápido e innovar se convierte en una necesidad imperativa para la supervivencia empresarial. Y es que uno de los grandes motivos no financieros causantes del fracaso empresarial es gestionar la empresa como las raíces de un árbol centenario, permaneciendo inmóvil mientras el entorno cambia continuamente.

Continúa en La batalla interna del Intraemprendedor.

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