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Cuando el anterior presidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, ganó las elecciones de 2008, la gran mayoría de la opinión pública española desconocía la existencia de la llamada prima de riesgo, que por aquella época se situaba en apenas 28 puntos básicos. No obstante, y desde mayo de 2010 empezamos a tener muy en cuenta –e incluso temer- a la susodicha prima, que ya alcanzaba por aquel entonces los 125 puntos.

Evolución de la prima de riesgo

¿Qué es la prima de riesgo? Este concepto, aplicado al caso de la Eurozona, viene definido por el diferencial entre el interés, en el mercado secundario, del bono español a 10 años con respecto al alemán. El interés que se paga por un bono es el interés que exigen los inversores como retorno por comprar ese bono (cuanto más riesgo de impago, mayor es el interés exigido). El cálculo de la prima de riesgo se realiza en términos comparativos con Alemania debido a que este país es el más solvente de la zona Euro.

Por ejemplo, si la rentabilidad de los bonos de España a diez años en el mercado secundario es de 6,1%, y la de bonos de Alemania es del 2,61%, la diferencia es de 3,49% (la resta entre 6.1 y 2,61), o 349 puntos básicos. En este caso, la prima de riesgo de España sería de 349 puntos.

¿Qué impacto tiene una prima de riesgo elevada para un país? Los países necesitan financiación para afrontar los costes del Estado (pago de pensiones y de la indemnización del paro, salarios de funcionarios, pago de autopistas u hospitales, la educación gratuita, …). Además de a través de la recaudación de impuestos, el Estado también obtiene financiación mediante la emisión de bonos del Estado (inversores «prestan» dinero al Estado a cambio de un interés). El hecho de que un país pague un sobreprecio (es decir, un alto interés) para financiarse puede tener graves consecuencias para las economía del mismo, ya que tendrá que pagar más intereses para devolver el dinero, lo que puede conllevar ajustes y recortes en los gastos del Estado para poder afrontarlos.

Tras unos meses tumultuosos, parece que las últimas decisiones tanto del Banco Central Europeo (Draghi: “haremos lo que haga falta para salvar al Euro”) como la garantía (si bien con condiciones) de la constitucionalidad del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) por parte del Tribunal Constitucional Alemán y la propuesta de la Comisión Europea en la senda de la unión bancaria, han tranquilizado los ánimos de los inversores y la prima se encuentra a día de hoy en torno a los 395 puntos básicos. Cabe recordar que llegó a 642 puntos el pasado 23 de julio de 2012, niveles absolutamente insostenibles.

La dirección hacia la que parece dirigirse el conjunto de la Unión Europea en términos de una mayor integración económica (fiscal y bancaria) parece la correcta. De la rapidez y profundidad de dicho proceso depende en gran parte que la obsesión con la prima de riesgo sea recordada como una pesadilla que pertenece a una época pasada.

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