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Llega el momento en que uno ha de involucrar a otra gente en su proyecto, y para ello necesita saber qué cosas debe evitar y cuales debe incorporar a su propio modus operandi para así convertirse en alguien en quien se pueda confiar. Empecemos.

Primer Consejo: Las palabras no crean confianza…

….por mucho que domines la oratoria. De quedarse solo en palabras, te convertirás en una de esas muchas, muchas personas que comienzan mil proyectos y no llevan a buen puerto ninguno. Debemos tener claro que tratamos de llegar a la gente, y no hay nada peor para eso que dejar entrever que no somos más que palabras bonitas y promesas vacuas. Debemos cumplir con actos, que es lo que realmente construye la confianza entre las personas. Qué hacemos habla mejor de nosotros que cualquier palabra.

Segundo Consejo: Aprende a delegar en otros

Es importante que sepas que uno solo no está capacitado para llevar el trabajo, con lo que necesitas que tu equipo cumpla una serie de requisitos. Para empezar, la confianza es muy importante y debes favorecerla en todo lo que te esté en mano, siempre y  cuando sepas marcar la diferencia entre lo “afectivo” y la “cháchara”. Si tus socios o empleados te toman por alguien a quien puedan mangonear, dejarás de cumplir el rol que estás buscando. No permitas que nadie se salte la línea de la profesionalidad pero, al mismo tiempo, evita las caras largas y la falta de comodidad entre los miembros. Así, y cumpliendo con los trabajos, crearás un ambiente de confianza en el que cada uno de los implicados tendrá su función.

Tercer Consejo: Sé contundente

La forma de hablar de las personas delimita lo que los demás averiguan de nosotros mismos al leernos. Cuando escribimos o hablamos, acompañamos el mensaje que queremos transmitir con una serie de característicos “gags” cuyo caótico patrón forma nuestros matices más personales. Debes medir el grado de desenfado que quieres darles, así como la contundencia a la hora de asumir responsabilidades y dar palabra de algo. Es muy, muy importante que aquellos que nos rodean y se apoyan en nosotros nos vean decididos, capaces y con los pies en la tierra. Evita cosas como “Lo intentaré” o “veré lo que puedo hacer”. Debes convencerte primero a ti mismo y, luego, al resto.

Cuarto Consejo: Valora el buen trabajo de los demás

Un equipo unido tiene muchas posibilidades de convertirse en un grupo ganador. Debes tratar de que todos en él se sientan realizados, entiendan cuál es su función y su parte en el proyecto y nunca, jamás, evites elogiar sus puntos fuertes y ocurrencias más acertadas. Recuerda; si en tu trabajo está tu pasión, tu alma, entonces tu equipo ha de ser parte de esa alma. Intenta no dejarlos atrás nunca, ni tampoco que ellos lo sientan.

Quinto Consejo: Conoce a tu equipo

Para poder trabajar de forma acertada, debes saber qué cosas motivan a cada uno de los que contigo desarrollan el trabajo día tras día. Recuerda que sin ellos no estarías al cien por cien, con lo que debes incluir hasta donde puedas parte del alma de cada uno de los miembros del equipo. Si los has elegido, debe ser por algo. Conocer sus inquietudes y sus progresos incluso fuera del ámbito laboral puede aportarte mucho más de lo que crees, aunque no siempre sea estrictamente necesario. Desarrolla la empatía todo lo que puedas.

Fuentes: Business Insider

Imágenes: ‘How to run an effective meeting’ by Nguyen Hung Vu, licencia de Creative Commons CC BY-ND 2.0