¿Por qué muchos malos estudiantes alcanzan el mayor éxito?
Es una tendencia que llevamos viendo durante mucho, mucho, mucho tiempo. Probablemente, desde que el Ser Humano “estudia”, se ha venido dando el caso de personas que, pese a no formarse académicamente, terminan cosechando éxitos que al resto se les hacen grandes. La historia nos ha dejado grandes casos de ello como, por ejemplo en EE.UU., el presidente John F. Kennedy o los Bush, padre e hijo.
Podemos encontrarlo a lo largo de los países con casos como el presidente de Venezuela Nicolás Maduro, quien antes trabajaba conduciendo autobuses. Los estudios académicos no parecen ser la única clave para triunfar en la vida.
Otros casos de los que todos seguro hemos oído hablar, son los de Steve Jobs, Mark Zuckerberg o hasta Bill Gates. También es destacable el caso de la mujer millonaria más joven del mundo, Elizabeth Holmes, quien revolucionó la medicina y alcanzó su sueño.
Debemos entender que la inteligencia, por muchos test que digan medirla, es algo subjetivo. Somos una especie exactamente igual que el resto de las que habitan en este, nuestro mundo. Es decir; nos adaptamos.
Vivimos adaptando nuestras necesidades y nuestros vicios, nuestra compañía y nuestras posibilidades. Adaptamos la ambición a nuestro contexto y, del mismo modo, nos adaptamos para sobrevivir, reproducirnos y medrar.
Es por ello, que en muchos casos podemos presenciar la estela de esos individuos que, por el motivo que sea, no completaron sus estudios pero tuvieron muy clara la huella que querían dejar en el planeta.
Dicen que las personas somos un producto, una imagen que se vende del mismo modo que en la televisión nos venden detergentes. Como esos productos, nunca dejamos de aprender y de intentar adaptarnos a lo que necesitamos ser para sobrevivir. Ahí radica la inteligencia del Ser Humano y, por tanto, la capacidad para adaptarse al entorno de forma eficiente y poder progresar, y eso es algo que podemos observar en todos y cada uno de los casos antes mencionados.
Somos seres capaces de sentir y, por tanto, nuestra capacidad para entender a aquellos que nos rodean también delimita nuestra propia capacidad de adaptación: para adaptarse, hay que conocer aquello a lo que uno pretende adaptarse. Es por eso, que todas y cada una de las pautas que designan nuestra “inteligencia” (memoria, buena capacidad de aprendizaje y de empatizar con quienes nos rodean, etc.), no es más que “adaptación para la supervivencia”.
Uno puede pensar que poco tiene que ver adaptarse para sobrevivir en el bosque o las cavernas con sobrevivir en la sociedad actual, pero sería un error. En ambos casos, somos individuos de un total intentando encontrar nuestro camino y sobresalir. Esperamos, de forma más o menos egoísta, que aquellos a los que queremos y aquellos a los que odiamos se fijen en nosotros y nos reconozcan. Desde que nacemos hasta que morimos, por tanto, buscamos amor.
Por eso podríamos concluir con que, pese a que no haya estudios apropiados para ello, aquellas personas más capaces de sentir y de adaptarse son las más válidas para triunfar y destacar en la vida, sea cual sea su campo.
“Seamos inteligentes; aprendamos de cuanto nos rodea”.
Fuentes: Elite Daily
Imagen: By Joi Ito from Inbamura, Japan (Steve Jobs and Bill Gates on Flickr) [CC BY 2.0 (http://creativecommons.org/licenses/by/2.0)], via Wikimedia Commons
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