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Es más fácil fijarnos nuevos propósitos en ciertas fechas o momentos que por ser el comienzo o el final de una etapa o periodo de tiempo, invitan a la reflexión. Es el caso del Año Nuevo, la vuelta de unas evasivas vacaciones o el inicio de semana. En tales coyunturas, nos detenemos a considerar si ‘hemos tenido un buen año’, si dedicamos suficiente tiempo a otros ámbitos de la vida lejos de nuestro trabajo, o si estamos poniendo en práctica el modelo de persona que teóricamente pretendemos ser. Muchas veces, aun teniendo todo a nuestro favor, no conseguimos alcanzar las metas que procuramos, tendemos a cerrar con facilidad proyectos que nos parecen inalcanzables y planificar nuevas acciones futuras, sin detenernos a poner las cosas en su sitio y mirar desde una perspectiva constructiva. Para alcanzar nuevos propósitos debemos dar pasos concretos y planificados.

En un artículo publicado por Mandy Oaklander en la revista Time, se citan algunos consejos relacionados con la fijación de objetivos y la fuerza de voluntad, que son el resultado de nuevas investigaciones de psicología moderna.

1. Los lunes son un buen día para ‘empezar a’

Cambiar de año engaña de alguna forma a nuestra mente haciendo que limpiemos nuestra pizarra de viejos borratajos para dibujar la mejor imagen de nosotros mismos. Solemos enzarzarnos con más fuerza en la consecución de un objetivo tras un punto de referencia importante, que funciona como punto de inflexión y nos conduce a confiar en nuestra capacidad para cumplir de una vez por todas aquello que dejamos a medio camino. En el punto del año en que nos encontramos quizá sea demasiado tarde para empezar con la lista de propósitos de año nuevo, así que sitúe su punto de partida en un lunes. Los estudios demuestran que es el mejor día para comenzar a hacer algo, desde cumplir una dieta, a dejar de fumar.

2. Improvisación si, pero no siempre

Aunque es cierto que la vida perdería gran parte de atractivo si todo estuviese planeado, no debemos caer en el exceso de improvisación. Un estudio publicado en la revista Behavioral Science and Policy, revela una curiosa ironía: cuando más te interesa una meta, menos cosas planeas para conseguir obtenerla. Esto ocurre porque tendemos a pensar que las buenas intenciones son suficientes. Pero es un error, un plan de actuación es en determinadas ocasiones una buena forma de prevenir que aquello que queremos lograr se convierta en algo difuso. Aquellos que organizan los medios para llegar al fin, lo consiguen de forma más eficaz que los que recurren a la improvisación.

3. Cuidado con el ‘Plan B’.

Céntrate en un único plan – no un único objetivo – si quieres evitar caer en la tentación de optar por el camino que se aparece ante ti como el ‘Plan B de la salvación’. Hacer zapping de un plan a otro no hace otra cosa sino alejarte de tu objetivo principal, así lo demuestran los estudios. Los investigadores aseguran que tener salidas de socorro solo nos lleva a aceptar el fracaso en nuestra plan principal, algo contraproducente para el alcance de nuestra meta.

4. Los números redondos juegan a favor

La inexactitud no juega a tu favor cuando se trata de cumplir un propósito. George Wu, profesor de la Escuela de Negocios Booth de Chcago, observó en un estudio realizado a los corredores de maratón, que la mayoría de ellos conseguían llegar a la meta en un tiempo próximo a un número redondo. Cuando estás cerca de tu meta, ponerte una fecha límite te hará acelerar los pasos para conseguirlo. Por el contrario, quienes evitan la organización y buscan vencer cómodamente, reducen su actividad y retrasan la consecución de su objetivo.

5. El gasto de dinero nos ‘espabila’

En un estudio realizado en el año 2008, el plan de pérdida de peso más eficaz era aquel en que la gente tenía que gastar más dinero si no conseguía su objetivo. Existen páginas en la red diseñadas por economistas, como stickK.com, que te dan la oportunidad de donar tu dinero a un destinatario que elijas si fallas en la consecución de tu propósito.

6. El todo gana terreno a las partes

Si, sabemos que es gratificante tachar uno a uno nuestros propósitos de la cuidada lista que elaboraste ese lunes que amaneció lleno de buenas y nuevas intenciones, pero deja eso para las banalidades: plantar un árbol cada mes, leer todas las noches antes de acostarte, o comer con aquel viejo amigo al menos una vez por semana. Según el profesor George Wu, la consecución de un gran objetivo es más gratificante si trabajamos sobre él a largo plazo como un todo, que fraccionar el tiempo que le dedicamos.

7. Conserve su fuerza de voluntad.

Acostumbramos a excusarnos en nuestra falta de voluntad como una barrera infranqueable a pesar de nuestro esfuerzo por traspasarla. Los expertos afirman que, a sabiendas de que la fuerza de voluntad tiene límite, debemos plantearnos ésta como nuestro mayor recurso natural. Cada vez que saques a relucir tu fuerza de voluntad ante una determinada tarea o situación, facilitarás la resistencia o motivación hacia otra. Puede convertirse en un enorme aliado si lo usamos sabiamente para conseguir una meta. Hay algunos trucos para conservarla, un estudio realizado por la Universidad de Hertfordshire demostró que la falta de sueño acaba con la fuerza de voluntad, y deja al cerebro sin la energía necesaria para realizar aquellas actividades que no deseamos del todo, pero que debemos realizar.