Cómo distinguir si estás en el camino de tu vocación o sólo alimentando tu ego
¿Qué te hace levantarte realmente cada mañana?
Todos queremos encontrar nuestras pasiones. Todos queremos trabajar en algo que nos enganche y nos haga felices. El truco, por supuesto, es averiguar si lo que hacemos es genuinamente realizador… o nos sirve para alimentar una necesidad, rellenar un hueco, o simplemente propiciar nuestro éxito.
A veces distinguir esto puede llevar bastante tiempo. La doctora Shelley Provost de la incubadora Lamp Post Group tiene buenas reflexiones al respecto:
Tu ego y tu vocación en la vida pueden acercarse sorprendentemente. Ambos te empujan hacia la realización de tus deseos. Ambos pueden consumir tus horas despierto (y a veces de sueño) con pensamientos. Ambos pueden también manifestar resultados similares: dinero, éxito, poder o incluso fama.
Y ambos pueden hacer que te sientas exhausto.
El ego es necesario e importante porque hace el trabajo de ensamblar tu personalidad. Gestiona tu frágil identidad mientras averiguas quién eres. Te protege del asalto de las expectativas creadas en tu entorno y te motiva a trabajar duro y conseguir grandes cosas.
Pero el ego en soledad puede también desviarte a pensar que ese trabajo duros y los logros son las metas de la vida.
Si tu ego es lo que ensambla tu personalidad y gestiona tu identidad, tu vocación se encarga de asegurar que quien realmente eres es auténtico, no sólo una fachada que enseñas al mundo.
Aquí algunas maneras de determinar qué está impulsando tu trabajo:
El ego y la vocación temen cosas muy diferentes
- Tu ego teme no tener o hacer algo: El sustento del ego es el temor. Su función primaria es preservar tu identidad, pero teme ser indigno. Como un resultado, el ego te empuja más fuerte para conseguir más. El ego se comunica contigo a través de “deberes” y “obligaciones” persuadiéndote a creer que consiguiendo más y más, merecerás más la pena, ¿verdad?
- Tu vocación teme no expresar o llegar a ser algo: Una vocación se manifiesta por sí misma sin hacer mucho ruido, a través de la expresión de sutiles pistas a lo largo de tu vida. No “le importa” alcanzar o conseguir algo. Su función primaria es conducirte a mostrar tu verdadero ser al mundo. Lo que hagas con esa expresión es menos importante.
Ambos, ego y vocación, necesitan ser satisfechos.
- El ego necesita de la ansiedad para sobrevivir: El ego no sólo créa ansiedad, sino que la necesita para decidir cuáles aspectos de tu personalidad serán dominantes y cuáles aletargados. Dondequiera que sientas la mayor inseguridad es donde tu ego trabajará tiempo extra para arreglarlo. El ego necesita de la ansiedad para localizar el problema, que se corregirá mediante la negación de este punto fastidioso de tu personalidad. Desafortunadamente, lo que el ego encuentra desagradable o perjudicial puede ser también tu mayor regalo para el mundo.
- La vocación necesita del silencio para sobrevivir: Una vocación, por contra, se descubre a través de la observación y reflexión, lo que no es fácil de encontrar en un ambiente cargado y ruidoso. Escuchar tu vida y descubrir que lo que te está pidiendo es que sigas tu vocación requiere más silencio del que a la mayoría nos hace sentirnos cómodos.
Ambos, ego y vocación, producen resultados tangibles.
- El ego resulta en agotamiento: Mi definición favorita de agotamiento es esta: no es dar mucho de ti mismo, es intentar dar de lo que no tienes. El ego termina en agotamiento porque consume recursos que no tienes en la misión de empujarte hacia una versión más grande y mejor de ti mismo.
- La vocación se manifiesta como realización: Porque una vocación es una expresión de tu verdadera naturaleza, sólo puede terminar en realización. Conoces ese sentimiento de profunda satisfacción cuando estás haciendo algo que amas absolutamente, ese es un momento en que tu vocación se muestra ante ti.
El ego es resultadista mientras la vocación se centra en el proceso.
- El ego se concentra en los resultados: Debido a que el ego quiere gestionar la ansiedad consiguiendo más, está especialmente preocupado con los resultados de todo este esfuerzo. El ego valida si ha merecido la pena el trabajo en base a lo conseguido. Sin un resultado satisfactorio, todo el empeño carece de sentido.
- La vocación se centra en el proceso: Una vocación se revela en si misma a través del auto-descubrimiento. Tu vocación viene de dentro y puede sólo ser revelada prestando atención a como se desarrolla tu vida. En lugar de gestionar los resultados, tu vocación puede asumir el estrés de la ambigüedad. Sabe que la tensión revela algo que no podrías aprender de otra manera.
Ambos, ego y vocación, quieren cosas importantes para ti.
- El ego quiere preservar al individuo: El ego se preocupa de la persona y preservar lo que quiere. El ego pude estar interesado en ayudar a otros. Pero no está motivado de forma inherente con ayudar a otros. Está motivado con mantener y gestionar tu identidad.
- La vocación persigue impactar a los demás: Una vocación puede comenzar con la expresión de uno mismo, pero se mueve hacia las necesidades de otros. El autor Frederick Buechner dice que tu vocación es “el lugar donde tus profundas alegrías se encuentran con las profundas necesidades del mundo”.
Mientras que tu ego hace un trabajo necesario para ayudarte a funcionar en el mundo, es tu vocación la que crea un modo más auténtico y realizador de estar en el mundo.
Atendiendo a estas reflexiones, cada uno podrá plantearse qué factor domina su vida y, probablemente advertir que, como casi en todo, el equilibrio es la situación más deseable.
Fuente: BusinessInsider
Imagen de Flickr por Johnson Cameraface
Muy buenas comparaciones, excelente articulo pero ¿como encuentro esa vocacion? apreciaria mucho la ayuda.