Todos sabemos que las mujeres son igual de buenas: ¿por qué no hay más en puestos de poder?
Aunque en el mundo de la empresa ya representan el 60%, menos del 4% de jefes ejecutivos de Fortune 500 son mujeres.
Samantha Paustian-Underdahl, profesora asistente en programas de management en la Universidad Internacional de Florida quería descubrir los motivos. “Existen muchas explicaciones a esta situación, pero una de las creencias principales es que los hombres son considerados aún como líderes más efectivos que las mujeres”, señala Samantha. En otras palabras, quizá las mujeres no consiguen promocionar por un extendido prejuicio arraigado culturalmente en la sociedad.
Por eso ella y sus colaboradores de la universidad de Carolina del Norte llevaron a cabo un meta-análisis (consiste en tomar datos usados para estudios previos y analizarlos a la luz de hoy) para ver si la gente tiene interiorizada la idea de que los hombres son mejores líderes. Y los resultados fueron negativos. De hecho, en ocasiones comprobaron que incluso se cree lo contrario.
“Miramos a todo tipo de campos: educación, negocios, puestos intermedios en la empresa, ejecutivos etc” afirma Samantha “y lo cierto es que no encontramos diferencias significativas entre sexos o las mujeres gozaban de ser consideradas más efectivas”. Hay algunas posibles explicaciones para esto: Tendencias recientes en gestión estratégica han enfatizado el trabajo en equipo y la colaboración. Eso requiere ciertas habilidades, y existe la percepción de que las mujeres están mejor preparadas en este sentido. Una teoría extendida dice que cuando una mujer consigue llegar a posiciones de CEO o similares, la gente asume que debe ser excepcionalmente inteligente o competente por haber llegado tan alto en un mundo tan dominado por hombres.
El único área del estudio donde los hombres eran mucho mejores es cuando se trata de evaluar las propias habilidades. “Las mujeres sienten que no son efectivas, lo que podría significar que es menos probable que den un paso adelante y soliciten un ascenso” afirma Samantha. Advierte, eso sí, que puntuarse demasiado alto tampoco es aconsejable. “No quieres pregonar lo alucinante que eres cuando los que están alrededor no lo creen así”, sentencia. Mientras que lo hombres parecen más seguros de sí mismos, no está claro cuánto daño hace a su carrera esta actitud de las mujeres.
¿Por tanto, por qué no hay más CEO o cargos políticos que sean mujeres?
“Quizá esté relacionado con la conciliación entre trabajo y familia, quizá es sólo porque muchos hombres ya están en posiciones de liderazgo y existe una tendencia natural a repetir lo conocido y buscar perfiles similares… más que una inclinación a promocionar a otros hombres, una especie de favoritismo grupal”, concluye Samantha. “Pueden ser muchas las explicaciones, pero pienso que definitivamente podemos descartar esta última”.
La posición de la mujer en el mundo laboral y las instituciones continúa su avance progresivo y estudios como este alientan a pensar que la perseguida igualdad está cada vez más cerca en, al menos, ciertos órdenes de la vida.
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