¿Por qué los candidatos escriben sus propias cartas de recomendación?
¿Metas que justifican medios? ¿Honestidad y valores o alcanzar objetivos? Encrucijadas personales, generadas por situaciones vitales y la exigencia de un medio complejo y altamente competitivo, en las cuales cada individuo cree elegir la mejor opción; las cartas de recomendación para programas MBA no escapan a esta realidad.
Cuando las recomendaciones de Christopher llegaron a la oficina de admisiones de una de las mejores escuelas de negocios, eran simplemente perfectas. Los firmantes elogiaban la capacidad de liderazgo del candidato y su habilidad para el trabajo en equipo. Remarcaban su iniciativa, curiosidad y motivación. Y lo hacían detallando anécdotas inusuales que permitían que el candidato cobrase vida.
El problema reside en que ellos nunca habían escrito tan favorables palabras. En su lugar, las cartas fueron cuidadosamente elaboradas por el propio candidato. Christopher, no pide disculpas por escribir sus propias recomendaciones ni cree que una escuela pueda hacer mucho al respecto.
«¿Quién va a saberlo?» plantea Christopher, quien recientemente se graduó con éxito en una de las mejores escuelas en los Estados Unidos. “Con el número de solicitudes que llegan, las escuelas no pueden comparar los estilos entre las cartas de recomendación y los ensayos. Obviamente si lo hiciesen, no habría entrado en esta escuela de negocios”.
No se trata de un caso aislado. Una encuesta recientemente publicada por AIGAC (la asociación de consultores de admisiones internacionales) señaló que un 38% de los solicitantes escribieron sus propias cartas de recomendación. La mayoría de consultores de admisión, sin embargo, creen que el número es mucho mayor con al menos seis de cada diez cartas siendo escritas por los propios candidatos.
Aún así, incluso los resultados de la encuesta sorprendieron a muchos directores de admisiones pues no pensaban que estuviese tan extendido. “Éramos conscientes del hecho de que algunos candidatos escriben sus propias recomendaciones, pero no habría pensado que el porcentaje fuese tan alto”, afirma Dawna Clarke, directora de admisiones en Tuck School of Business. “Entendemos que el candidato pueda conversar con sus recomendadores, pero no tales prácticas.”
Podría decirse que, de acuerdo a muchos candidatos MBA y consultores de admisión, el concepto de autenticidad en las cartas de recomendación es cuando menos esquivo. “Los candidatos son instados a escribirlas: ‘Escríbela, yo te la firmo luego‘”, sentencia un consultor. “Nadie está siendo totalmente sincero. Cuando me involucré en el sector hace cuatros años, quedé pasmado. No podía creer el número de gente que escribía sus propias recomendaciones y después además las mostraban a un consultor para mejorarlas.”
Christopher, quien pidió que no se mencionase a la escuela pues “si llegaba a su conocimiento, habría una caza de brujas”, explica que su supervisor directo no tenía un gran nivel de inglés. “No tenía ni idea de cómo construir una carta de recomendación”, dijo en defensa de sus propias acciones. “Por eso, escribí la carta e hice que pareciese un buen empleado (que lo soy). No la adorné y él estuvo de acuerdo con el contenido”.
Su responsable la firmó, pero en muchos casos ni siquiera estampan su autógrafo en señal de aprobación. Algunos candidatos hasta firman sus propias referencias. “El objetivo es ser admitido y estos no quieren supeditar eso a la caprichosa evaluación de un tercero”, explica Christopher.
La naturaleza del problema es común para con los ensayos, de ahí la oleada de nuevas tendencias en los procesos de admisión incluyendo la reducción del número de ensayos o el uso del vídeo.
– Conejos sobre cartas de recomendación
– Ejemplos de cartas de recomendación
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