Burbujas Financieras (I): Qué son, por qué se crean, y por qué se repiten
Con este comenzamos una serie de artículos sobre las burbujas financieras con el propósito de que podamos entender estos fenómenos que se llevan produciendo desde hace siglos. Para ello, en este primer artículo se pretende analizar qué son las burbujas financieras, por qué se crean y por qué se repiten en el tiempo.
En su obra «Así habló Zaratustra», Nietzsche se refirió a la eternidad del retorno de la siguiente manera: «Todo va, todo vuelve; eternamente rueda la rueda del ser. Todo muere, todo vuelve a florecer, eternamente corre el año del ser. Todo se rompe, todo se recompone; eternamente se construye a sí misma la misma casa del ser. Todo se despide, todo vuelve a saludarse; eternamente permanece fiel a sí el anillo del ser. En cada instante comienza el ser; en torno a todo “Aquí” gira la esfera “Allá”. El centro está en todas partes. Curvo es el sendero de la eternidad».
Las burbujas financieras no escapan a la teoría del eterno retorno de Nietzsche, sino que más bien son un buen ejemplo de la misma, ya que a lo largo de la historia se han sucedido numerosos eventos que seguían el mismo patrón o, al menos, uno muy parecido, calificados como burbujas financieras y que han atrapado a numerosos inversores que no supieron atender al conocimiento que nos brinda la Historia Económica para evitarlos. Además, cabe preguntarse por qué se repiten estos fenómenos si el hecho de que una burbuja financiera se forme y posteriormente estalle, solamente tiene consecuencias positivas para una minoría, la minoría que sale de la burbuja justo antes de su estallido.
¿Qué es una burbuja financiera?
El interés que las burbujas financieras suscitan es elevado debido a dos razones:
- Al grado de desconocimiento que tiene la población en general acerca de qué es una burbuja y por qué se crea
- A las consecuencias que generan las burbujas, que en muchos casos pueden ser graves.
Es por ello que el número de escritos sobre burbujas financieras no ha hecho más que acrecentarse con el paso del tiempo, debido a la necesidad de conocer la naturaleza de este fenómeno y al intento de esclarecer las causas del mismo, en aras de evitar su repetición. A continuación se destacan algunas definiciones sobre burbujas financieras, proporcionadas por autores de relevancia en la materia:
- En su artículo «Bubbles in history» Charles P. Kindleberger definía las burbujas financieras de la siguiente manera: «[…] una brusca subida de los precios de un activo financiero o una clase de activos financieros durante un periodo continuado, donde la subida inicial genera expectativas de nuevas subidas y atrae a nuevos compradores […]. La subida es seguida por un cambio de las expectativas y una fuerte caída de los precios, resultando a menudo en una severa crisis financiera».
- Por otro lado, Robert J. Shiller, en su libro «Irrational Exuberance» manifiesta lo siguiente acerca de las burbujas: «considero a las burbujas especulativas como una situación en la que las noticias de incrementos de precios estimulan el entusiasmo de los inversores, lo que se extiende por contagio psicológico de persona a persona, en un proceso amplificador de historias que podrían justificar los incrementos de precios y la incorporación de una cada vez mayor clase de inversores, que, a pesar de sus dudas acerca del valor real de la inversión, se sienten atraídos en parte por la envidia de los éxitos de los demás y en parte por la emoción del jugador».
- Joseph Stiglitz, por su parte, en su artículo «Symposium on bubbles» se refiere a las burbujas financieras en los siguientes términos: «[…] si la razón por la que el precio es alto hoy es sólo porque los inversores creen que el precio de venta será mayor mañana –cuando los factores “fundamentales” parecen no justificar el precio– entonces existe una burbuja».
De las tres definiciones anteriores se pueden extraer dos conclusiones:
- Las expectativas de los agentes económicos sobre un determinado activo pueden derivar en una obsesión incontrolable sobre el mismo, que termine con graves consecuencias. En este sentido, se pone de manifiesto el hecho de que al menos durante la euforia que se produce en el transcurso de una burbuja, los agentes económicos no toman decisiones racionales, lo que pone en tela de juicio la teoría de los mercados eficientes.
- La segunda conclusión es que no siempre el valor de un activo coincide con su precio. Así lo afirmaba en su obra «Juan de Mairena» Antonio Machado: «Todo necio confunde valor y precio». Y es que la desviación entre estas dos variables tarde o temprano acaba corrigiéndose, cuando la burbuja estalla. Por tanto, las desviaciones entre precio y valor afectan negativamente a la eficiencia del sistema financiero, ya que propicia que los inversores tomen decisiones de inversión sesgadas hacia activos financieros que no son los más eficientes.
¿Por qué se crea una burbuja financiera?
La teoría de las finanzas conductistas o conductuales plantea que la psicología tiene una gran influencia en el proceso de toma de decisiones de un inversor y que, en última instancia, éste toma decisiones irracionales, haciendo ineficientes a los mercados financieros.
La irracionalidad tiene su origen en la actitud del inversor a la hora de tomar decisiones financieras. Así, se suele creer que la mayoría de inversores son aversos al riesgo. La aversión al riesgo es la actitud por la cuál un inversor toma decisiones de inversión basadas en el criterio del riesgo, buscando activos financieros que requieran una pequeña o nula asunción del mismo. Sin embargo, los inversores, en lugar de ser aversos al riesgo, son aversos a las pérdidas.
La aversión a las pérdidas es la actitud por medio de la cual un inversor obtiene menos satisfacción por una ganancia que dolor por una pérdida, siendo la ganancia y la pérdida de magnitudes similares. Por tanto, aunque parezca contradictorio, una persona aversa a las pérdidas no suele prestar atención a las pérdidas que pueda haber acumulado, porque no es capaz de admitir que se ha equivocado y porque materializar esas pérdidas le infligiría un gran dolor. Lo que hace una persona aversa a las pérdidas cuando invierte es «contener las ganancias y dejar correr las pérdidas», cuando la actitud de un inversor racional debería ser la contraria, es decir, «dejar correr las ganancias y contener las pérdidas».
En el siguiente esquema se representa gráficamente el concepto de aversión a la pérdida:
Fuente: Franklin Templeton Investments.
Esta actitud es la que propicia que una burbuja se cree y se desarrolle, ya que es el incremento decreciente de la satisfacción derivada de una ganancia lo que hace que los inversores (aversos a las pérdidas), ante la supuesta facilidad para hacer ganancias que crea un burbuja, y cegados por la codicia, asuman cada vez más riesgos para incrementar sus beneficios y, por tanto, su satisfacción. Cuando la burbuja estalla, el pánico se desata y todos se apresuran a vender (para contener sus pérdidas), pero al no encontrar una contrapartida dispuesta a comprar, se produce una gran caída en la cotización del activo, de manera aguda y repentina.
No obstante, una burbuja financiera no se forma solamente por el carácter irracional de los inversores, sino que hay más razones que intervienen en la formación de una burbuja, como son las siguientes:
- Un cambio legislativo, que cree condiciones favorables para invertir en algún tipo de activo.
- Políticas monetarias. El mantenimiento de los tipos de interés durante un periodo prolongado de tiempo en torno a un determinado nivel o, del mismo modo, el mantenimiento de unos tipos de interés anormalmente bajos durante un tiempo determinado, puede influir en la formación de una burbuja, porque esto tiene consecuencias sobre el precio del dinero y las expectativas de inflación de los agentes económicos.
- Un evento imprevisto y de graves consecuencias, como la quiebra de una gran empresa, de un país o, por ejemplo, un ataque terrorista. Los efectos de este tipo de eventos se hacen notar sobre todos los sectores económicos de manera prolongada y pueden provocar alteraciones en las asignaciones de activos de los agentes económicos.
- Momento del ciclo económico en el que se encuentre el país donde la burbuja se está formando.
- Desarrollo de una obsesión por parte de los inversores sobre activos novedosos, de difícil cuantificación de su valor fundamental y, por tanto, cuyas perspectivas de crecimiento pueden estar basadas en premisas erróneas, como sucedió con los tulipanes en Holanda en el siglo XVII, o con la crisis de las «empresas punto com» en el año 2000.
Por lo tanto, la confluencia de los anteriores motivos junto al carácter irracional de la mayoría de inversores, es lo que puede dar origen a una burbuja financiera.
¿Por qué se repiten las burbujas financieras?
Benjamin Franklin decía: «Si no puedes pagar por una cosa, no la compres. Si no te pueden pagar por algo, no lo vendas».
Esta cita es una apelación a la racionalidad no sólo en el ámbito financiero, sino en todos los ámbitos de la vida. Sin embargo, durante el periodo de euforia que una burbuja financiera crea, nadie recuerda las citas de este estilo, ni se tiene en cuenta lo que la historia financiera nos ha enseñado, porque las perspectivas de beneficios que la burbuja produce tienen un efecto embriagador sobre todos los inversores que suele nublar la razón.
Tal es así, que en 1927, dos años antes del fatídico crash de 1929, John M. Keynes manifestó: «no tendremos más crashes en nuestro tiempo». La burbuja que por aquel entonces se estaba gestando había pasado desapercibida incluso para el mismo Keynes. Es evidente, por tanto, que es muy complicado determinar cuando se está produciendo una burbuja financiera, porque el hecho de que un fenómeno sea calificado como «burbuja financiera» se produce a posteriori, una vez que la misma se ha desarrollado y estallado, mostrando sus terribles consecuencias para la economía.
Esto denota que las burbujas financieras se repiten en el tiempo porque el carácter del ser humano suele tender hacia la avaricia, en lugar de hacia la solidaridad, y suele primar, por tanto, la búsqueda constante del beneficio particular sobre el beneficio común. Además, una vez que una burbuja ha comenzado es difícil detenerla, porque los participantes en la misma son los principales interesados en que la burbuja continúe y se expanda. De esta manera, los supuestos beneficios que la burbuja produce es lo que atrae a nuevos inversores, retroalimentándola hasta que finalmente estalla.
Conclusión
Solamente podemos saber que una burbuja financiera existe cuando es evidente que el precio al que cotiza un activo financiero está muy por encima del su valor real, y cuando llega ese momento, normalmente suele ser demasiado tarde para tomar una decisión en consecuencia.
Es por ello que los inversores deben prestar atención a lo que la experiencia histórica nos dicta, y solamente deben invertir en activos en los que puedan calcular con relativa precisión su valor fundamental.
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