3 Preguntas recurrentes de Coach
Los entrenadores deportivos ayudan a los atletas a rendir mejor. Los entrenadores ejecutivos, ayudan a los ejecutivos y a los líderes de alto potencial a desempeñar mejor su cargo. En vez de utilizar balón, raqueta o pesas, una de nuestras herramientas más importantes son las preguntas.
“Cuando haces una pregunta tu mente se involucra y las cosas comienzan a fluir”
Puedes usar esto. Como lamentablemente hemos reconocido muchas veces antes, nuestras vidas serían perfectas si solo esas otras personas no se interpusieran tanto en el camino. Tus compañeros de equipo, tu familia, amigos… siempre tienen emergencias que solo tú puedes resolver. ¿No sería grandioso si tuvieras una manera rápida de hacer que tuvieran sus propias soluciones? ¿Cómo puedes lograr que resuelvan sus propios problemas?
Usar las preguntas adecuadas en los momentos precisos hablará no solo bien de ti y de tu capacidad como líder, sino que también les ayudará con su trabajo.
Pregunta: ¿Qué tienes en mente?
Cuando alguien acude a ti con un problema o desafío, pregúntale y escucha. Comenzará a hablar y estarán totalmente ensimismados (porque todos estamos absortos en nosotros mismos) Estar ensimismado en tus propios proyectos es un arma de doble filo: por un lado es importante sabe salvaguardar tu tiempo y dedicarlo a crecer y mejorar pero, al mismo tiempo, prestarte atención solo a ti mismo te alejará de tus objetivos a largo plazo. Pregunta, interésate por tu entorno y aprovecha toda la información.
Concéntrate en escuchar y absorber la información como una esponja. Sólo escucha. Escucha para entender dónde están sus problemas. Solo hay tres posibilidades: el trabajo supone un desafío, la gente y las relaciones son un desafío o algún problema a nivel personal.
Saber diferenciar entre esas tres opciones es algo fundamental que conseguirás con solo una pregunta. Quizá necesites hacer la pregunta más de una vez, dar algo de tiempo a que la persona recapacite y medite pero, al cabo de no mucho, tendrás una respuesta orientativa con la que continuar tus pesquisas.
Pídeles que desarrollen.
“¿Y qué más?» A la gente nos encanta oírnos hablar, cuando les haces esta pregunta aparecerán un torbellino de palabras. Cuando pausen y sepas que ya terminaron, pregunta de nuevo. Pídelo de tres a cinco veces y se volverán más claros y concisos sobre el tema.
Con cada nueva repetición, la información menos importante desaparecerá, la información densa será más clara y concisa y, por supuesto, aparecerán nuevos detalles irrelevantes pero que darán profundidad y detalle, como un contexto sobre el que trabajar. Con eso, ya tenemos mucha más información que con la pregunta inicial y sin quebrarnos mucho la cabeza. La importancia reside en preguntas breves, simples, pero cargadas de información.
Pídeles que concreten.
Ahora que tenemos esas dos preguntas resueltas y, con ello, hemos podido asociar posibles problemas y su origen, llegamos al momento de enfocar el verdadero problema. “¿Cuál es el verdadero desafío?” Sea cualquiera de los tres tipos, habrá una respuesta concreta, un punto en el que cada persona se atasca por un motivo o por otro. Conocer ese motivo hará que lleguen las soluciones rápido.
Imagen: by Cedim News vía Flickr
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