Marca personal ¿Es más importante que la marca para la que trabajas?
Por norma general tendemos a medir nuestros logros según el tamaño o prestigio de la empresa para la cual trabajamos pero, en pleno siglo XXI, vemos cómo ocurre exactamente lo contrario…
“Sé tú mismo: los demás puestos están ocupados” Oscar Wilde
En la era pasada resultaba complicado distanciar, a nivel individual, la fama y los logros. La marca personal se veía reducida a aquello por lo cual se hacían reconocibles ciertas figuras privilegiadas de la sociedad. Hoy, con todos nuestros aciertos y fallos, hemos llegado hasta un punto en el que las empresas se toman muy en serio el hecho de poder distinguir con facilidad la “marca propia” de cada solicitante: hoy, nosotros somos nuestra propia marca y, seamos o no famosos, tenemos la capacidad de darnos a conocer gracias a internet (entre muchas otras cosas).
Nuestra marca personal es, como seguro ya habréis deducido, mucho más importante que la marca de la empresa para la que queremos o vamos a trabajar. Con suma diferencia. Para empezar, es cosa de la empresa decidir si nuestro perfil, nuestras aptitudes o, dicho de otro modo, nuestra marca personal, encaja o se adapta al puesto vacante. De hecho, tratar de probar el proceso inverso y buscar adaptarnos o maquillar nuestras capacidades para conseguir determinado cargo sólo nos llevará a un montón de problemas a medio y largo plazo.
Nuestras decisiones formarán parte de nuestro currículum y, por eso, debemos elegir muy bien nuestro destino haciéndonos algunas preguntas básicas como, por ejemplo: ¿empresa grande o pequeña? Lo que a simple vista puede parecer algo trivial (contando que conseguir trabajo se ha ido convirtiendo en algo asi como “a caballo regalado no le mires el diente”) en realidad determinará muchos factores tales como el grado de reconocimiento que conseguiremos (inversamente proporcional al tamaño de la empresa en cuestión salvo en puestos muy elevados del organigrama).
Como la psicología también puede servir de gran ayuda en estos casos, os dejamos algunas preguntas que podéis haceros a vosotros mismos antes de decidiros a definir vuestra marca personal y, por tanto, vuestra identidad laboral. ¡Allá vamos!
1. ¿Cómo me veo, cómo me ven y cómo quiero que me vean?
Tres preguntas enrevesadas pero que esconden muchas respuestas acerca de uno mismo. Si a priori puede parecer que las respuestas se repiten en algunos casos, la verdad es que cuanto más tratamos de informarnos al respecto, más descubrimos matices que desconocíamos en todas ellas. Es fundamental saber quiénes somos y, para eso, estas tres preguntas son las piezas clave para empezar a sacar conclusiones.
2. ¿Cómo resulta una discusión conmigo?
Ponerse en la piel del otro ayuda, siempre. De hecho, tanto cuanto tenemos razón como cuando estamos equivocados, es muy importante tratar de plantearse pasada la discusión o conversación cómo ha sido y qué conclusión habrá sacado sobre nosotros la otra persona. A veces ocurre que, teniendo toda la razón, la perdemos en las formas. ¡Las respuestas están en ti mismo!
3. ¿Soy de fiar?
Una pregunta breve, concisa y con un mar de matices para nuestro deleite. Con esta pregunta no sólo tratamos de responder a “¿soy honesto?” sino también a “¿soy consecuente y responsable? Es básico (y no sólo en lo laboral) tener muy claro que esa persona en la que vamos a confiar posee estas cualidades y, si no las descubres en ti mismo, al menos has dado el primer paso para corregirlo.
En resumen: ¿Por qué te necesitan a ti y no a otro? Con una idea nítida y clara de nosotros mismos estamos más que preparados para buscar, encontrar y conseguir todo aquello que nos propongamos. ¡En marcha!
“Tú eres tu propia marca” Tom Peters.
Fuentes: Entrepreneur
Imágenes: Flickr by Zach Marshall
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