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Últimamente no hacemos más que escuchar cuán importante es la productividad. Algunas empresas incluso están emprendiendo acciones como la de terminar las reuniones proponiendo ideas para aumentar el rendimiento de sus empleados. Dado el ritmo y las expectativas de la vida moderna, a todos nos gustaría aprender a maximizar nuestro tiempo y energía.

Cuando trabajaba desde casa, me di cuenta de que me costaba mantener la atención si realizaba la tarea que fuera frente al portátil durante largo rato. De esta manera, intentaba alternar mis actividades laborales con otras que debía realizar: redactar un artículo o un informe, con escaparme al gimnasio o a hacer la compra. O simplemente a tomarme un buen café.

Leer esta curiosa noticia en PayScale me ha hecho reflexionar al respecto y quería compartirlo, por ello, con vosotros: trabajar a intervalos de 90 minutos (o menos) podría maximizar tu productividad. ¿Y si te dijera que esto es todo lo que necesitas saber?

Tareas de renovación estratégica

A veces parece que vamos corriendo de un lugar a otro, o de una tarea a otra. Parece ser la única alternativa que tenemos para poder hacer todo lo que tenemos en el tintero. Nuestros días están repletos de responsabilidades, por lo que tratar de encontrar la oportunidad de frenar un poco parece casi imposible.

Sin embargo, parar un momento para relajarse podría, en realidad, ahorrarte tiempo a largo plazo. Según un artículo publicado en The New York Times, se ha demostrado que la «renovación estratégica», que incluye todo, desde las siestas diurnas y los entrenamientos hasta las vacaciones más largas y frecuentes, aumenta la productividad a largo plazo. Por lo tanto, aunque pensemos que no hay tiempo suficiente para descansar, en realidad es una de las claves para mejorar nuestro rendimiento.

El Ciclo Básico de Actividad-Descanso (BRAC en inglés) afecta a nuestro descanso

Sabemos desde hace más de 50 años que dormimos en ciclos de 90 minutos (si tienes un rastreador de sueño, probablemente como característica de una banda de actividad, es posible que te hayas dado cuenta de esto mismo). Pasamos del sueño ligero al sueño profundo (y el estado REM del que ya hemos hablado en otras ocasiones) en tramos de tiempo de aproximadamente 90 minutos. Más o menos, una década después de que supiéramos acerca de este ciclo natural del sueño, los investigadores empezaron a darse cuenta de que seguimos un patrón similar también en nuestros momentos despiertos.

Para aumentar tu productividad, trabaja a intervalos de 90 minutos

En respuesta a esta información, y en un esfuerzo por comprender mejor la productividad, el profesor de la Universidad Estatal de Florida, K. Anders Ericsson y sus colegas analizaron a «personas de élite», personas que sobresalían en su campo (fueran músicos, atletas o ajedrecistas). Ericsson observó que la práctica ininterrumpida en intervalos de 90 minutos o menos, con interrupciones entre sesiones, funcionaba para mejorar la productividad. Además, señaló que estas personas rara vez trabajaban más de cuatro horas y media en un día determinado.

Para notar resultados a largo plazo basados en esta teoría, según Ericsson, las personas deben evitar el cansancio y limitar la realización de las tareas a una cantidad de la que puedan recuperarse completamente tras un pequeño descanso».

Al concentrarnos en limitar nuestro cansancio a un nivel que podemos recuperar de manera oportuna, ayudaremos a amortizar nuestro tiempo y nuestros esfuerzos productivos. Tal vez pensar en nuestro trabajo en términos de cómo llevarlo a cabo en tiempos de 90 minutos podría ser una buena forma de empezar. Quién sabe, tal vez con la puesta en práctica de esta teoría consigamos, incluso, conseguir más tiempo libre para dedicárselo a lo que verdaderamente nos hace disfrutar.

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Foto: Jason Briscoe / Unsplash.com