club-mba.com

Muchas son las personas a las que, cada día, les cuesta un mundo levantarse y poner rumbo a la oficina.

Esto ocurre porque, al contrario de lo que solemos pensar, llevamos a cabo una serie de hábitos y rutinas que merman nuestras energías y que nos hacen, al principio y al final del día, estar demasiado cansados para llevar a cabo nuestras tareas.

Muchos de estos hábitos pueden llegar a mermar incluso la calidad de nuestro sueño, imprescindible sin duda para cargar nuestras pilas.

En el post How to Stop Being So Exhausted nos dan algunas de las claves para combatir la fatiga y el cansancio, y para encarar de una manera enérgica nuestros días desde el mismo momento en que nos despertamos.

1# Una pequeña siesta

Especialmente si es posible, pues para muchas personas resulta inviable el hecho de poder tomarse un descanso para echarse una siesta. Sin embargo, si tienes la suerte de poder echarte una pequeña siesta, ésta puede hacer maravillas en cuanto a tu cantidad de energía y salud diarias. Eso sí, hacemos hincapié en eso de “pequeña”, pues no debe de durar más de 20 minutos a una hora.

2# Toma café

La cafeína actúa bloquea la recepción de una sustancia química llamada adenosina por parte de nuestro cerebro. Ésta es la que notifica a nuestro cuerpo que quiere acostarse y dormir. Eso sí, los expertos recomiendan no tomar más de tres tazas diarias y, desde luego, evitar la ingesta de café a partir de las cuatro de la tarde, pues podría interrumpir nuestro sueño por la noche.

3# Bebe mucha agua

Este consejo nunca puede irle mal a nadie, pues muchas personas no toman la cantidad de agua diaria que deberían (los expertos estiman entre dos y tres litros de agua al día). ¿Qué papel juega el agua en nuestro estado de energía? Si no bebemos agua, nos deshidratamos; y la deshidratación juega un papel importante en nuestros niveles de energía.

Cuando nuestro organismo carece de las cantidades recomendadas de agua, se necesita un mayor trabajo a la hora de bombear la sangre y, por lo tanto, de proporcionarle a nuestro cuerpo los nutrientes que necesita.

4# Toma vitaminas

Ya el hecho de no beber agua nos está haciendo renunciar a la recepción de vitaminas y minerales por parte de nuestro organismo. Las investigaciones demuestran que la falta de vitamina B12 contribuye a la fatiga. Esta vitamina puede obtener en forma de suplemento, pero también comiendo sardinas, salmón y cordero.

Por otro lado, el magnesio es un mineral importante y lo puedes encontrar en alimentos como las espinacas, las almendras y las acelgas.

Y no debemos dejar de lado el hierro, también esencial para que nuestra sangre pueda transportar el oxígeno a las células de nuestro cuerpo. Podemos encontrar hierro en abundancia en las lentejas, el hígado, la carne de vaca y el marisco.

5# Vuélvete “naturista”

La naturaleza cuenta con algunos de los mejores y más originales tónicos para mejorar tu salud, como es el caso de la aromaterapia o la cromoterapia (basada en los colores de las rocas, el cielo, las flores), además de la terapia con sonidos de canto de pájaros y el susurro del viento y las hojas.

Sin embargo, tendemos a vivir en una constante luz artificial, caminamos sobre hormigón y no dejamos de manejar máquinas todos los días, sin ser conscientes de que necesitamos aire limpio, agua limpia y alimentos limpios.

6# Olvídate, por un momento, de la tecnología

Esto va por las tablets, los portátiles y los teléfonos que solemos utilizar en nuestra vida diaria. Tengamos en cuenta que la luz azul, que es la que utiliza este tipo de dispositivos, perturba en gran medida nuestros patrones de sueño circadianos. Evitar la luz azul antes de irnos a dormir facilita la creación de melatonina (sustancia que regula nuestros ciclos del sueño) en nuestro organismo.

7# Evalúa a conciencia tu organismo

Es importante que nos tomemos un ratito, cada cierto tiempo, para evaluar nuestro cuerpo y prestarle atención, especialmente en lo relativo a los músculos y la postura. De esta manera, nos vamos a librar de la tensión muscular generada por malas posturas que, sin querer, adoptamos diariamente.

8# Cambia tu alimentación

Es importante comer bien, pues si nos sentimos llenos, las tareas diarias se nos hacen cuesta arriba. Por lo tanto, podría decirse que una mala alimentación merma, desde luego, nuestra energía.

Debemos eliminar, por lo tanto, el azúcar, los granos, la carne magra, los productos lácteos convencionales y, sobre todo, los alimentos transgénicos. Por otro lado, aumentaremos la ingesta de proteínas saludables (pescados y frutos secos, carnes blancas como el pollo o el pavo) y las frutas y las verduras. Los carbohidratos (patata, arroz, pan, pasta) son también necesarios, pero debemos limitar su toma.

En cuanto a las grasas, debemos olvidar aquellas que supongan un peligro para nuestro organismo, como es el caso de las trans, presentes en bollería industrial, productos procesados y salsas. En cambio, debemos ingerir grasas buenas, que son las que encontramos en el aceite de oliva, los aguacates y los frutos secos, por ejemplo.

Teniendo en cuenta todos estos factores y realizando pequeños cambios en tu día a día, podrás conseguir más energía para encarar todas tus actividades diarias de una manera menos fatigosa y con mucho más ánimo.

Foto: Blubel / Unsplash.com