Consultoras: ¿Trabajo temporal tras el MBA?
Para comprender un poco de qué hablamos, podemos empezar dividiendo los MBA (Master of Business Administration) en tres sectores: consultoría, financiero y tecnológico.
De los tres sectores, una inmensa mayoría se decanta por la primera opción: la consultoría.
Por ello, Bloomberg decidió entrevistar a un total de 12.700 antiguos estudiantes de programas MBA para averiguar qué había ocurrido con ellos y, para su sorpresa, descubrieron que tan solo un 37% seguía trabajando en el mismo campo pasados entre 6 y 8 años.
Por el contrario, los otros dos sectores obtuvieron una tasa mucho mayor, rondando en ambos casos el 70% de permanencia.
¿Qué ocurre con la rama de consultoría?
Desde luego, podemos apreciar que a largo plazo existe un desinterés en este campo, pues muchos de los que comenzaron en él pasan a cualquiera de los otros dos tras conseguir el rodaje necesario.
Como dijo Tony Carnevale, director de la Universidad de Georgetown sobre educación y fuerza de trabajo:
Las empresas de consultoría saben que los jóvenes talentos que trabajan duro para atraer todos los beneficios, transporte y flexibilidad, probablemente lo dejarán más pronto que tarde. No es un mundo más donde los empleados vayan a cuidar de ti: todo el mundo es un agente libre en la actualidad.
Dicho de otro modo: la consultoría se ha convertido en una parada estratégica de los estudiantes para posicionarse, hacer kilómetros en su largo viaje y poder así conocer a las personas indicadas. Vivimos nuevos tiempos en los que un mero empleado con buenas ideas termina convirtiéndose en un socio potencial, cosa que era mucho más difícil de ver un par de décadas atrás.
El 13% de esos jóvenes que deciden mudarse del campo de la consultoría, terminan trasladados a empleos del sector tecnológico pasados más de cinco años de su incorporación. Por otra parte, un 10% dirigen sus pasos hacia el sector financiero mientras que el 5% se desvía hacia la atención sanitaria.
Lejos de convertirse en un problema para este campo, las relaciones se vuelven más fuertes entre las empresas de consultoría que cuentan con una gran red de exasesores repartidos entre grupos de industrias en pleno crecimiento.
Entre los MBA que entran en consultoría después de graduarse, el 13% se han trasladado a empleos de tecnología para cuando han pasado de seis a ocho años. El 10% terminan en los servicios financieros, y el 5 % entran en la atención sanitaria. Si estas relaciones son tan fuertes como las consultoras esperan, entonces esto les dejará una potente red de exasesores repartidos entre un grupo de industrias en crecimiento.
En palabras de Julia Zupko, vicedecana y directora de desarrollo en Yale:
Las empresas de consultoría quieren que sus alumnos continúen dando la espalda a la empresa y sigan desarrollándose. No están ofendidos si la gente elige salirse: ellos lo ven a largo plazo.
El modelo de empresas ha cambiado; los empresarios han cambiado y, con ellos, la sociedad misma. En los tiempos que corren, nada resulta más prioritario que formarse y labrarse un nombre. Para ello, a las empresas, más que a nadie, les interesa que sus jóvenes promesas guarden una buena impresión de ellas, mantengan el contacto y salgan con ganas de comerse el mundo para que, algún día, puedan devolver con gratitud todas esas oportunidades que la formación le brindó.
Muchas empresas de consultoría tienen recursos para ayudar a las personas a hacer transiciones y mantienen así redes extremadamente fuertes de exalumnos que han abandonado la empresa.
En definitiva, en estos tiempos lo más importante es seguir aquellas palabras de la canción e ir a donde nos lleven los pies, pues somos los únicos que podremos tomar cartas en el asunto más importante de todos: nuestra experiencia. Y es que, tanto jefes como empleados, todos buscamos gente capacitada y probada en nuestro equipo, capaces de enfrentarse a las situaciones más variopintas con las ideas más creativas.
Nada como el trabajo de campo, nada como sentir uno mismo en la propia piel el peso de las decisiones y así labrarnos nuestro propio camino.
No temáis equivocaros nunca: temed el miedo al fracaso.
Y, sobre todo:
¡Juzgad siempre por vosotros mismos!
Fuentes: Bloomberg
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