11 lecciones que estudiantes, becarios y trabajadores no podéis ignorar
Todos tenemos derecho a mantenernos ilusionados y motivados con lo que hacemos en nuestro día a día. Y, en realidad, es indiferente que estemos estudiando, seamos becarios o llevemos años y años en el mercado laboral.
Tanto da que fuéramos alumnos brillantes, becarios recién salidos del horno con matrículas de honor o un trabajador corriente que lleva tiempo esperando su ascenso o promoción. Todos necesitamos ese “algo” que nos haga levantarnos con energía e ilusión cada mañana, encarando con pasión aquello que hacemos para ganarnos la vida.
¿Cuáles serían las lecciones que un estudiante, becario o trabajador deberíamos tener en cuenta a la hora de evolucionar profesional y personalmente?
Piensa en algo que te encante hacer y… simplemente hazlo
Siempre debemos buscar y encontrar actividades o tareas que nos guste hacer, y tomárnoslo como si fuera un deporte. Y ya si podemos traerlas al ámbito laboral y convertirlas en proyectos propios, mejor.
Ponernos objetivos, luchar por alcanzarlos y después hacerlo constar en alguna parte, nos ayudará a avanzar y a encontrar una motivación para seguir mejorando en todo aquello que hacemos.
Relájate y disfruta…
Que no todo es trabajar. Cuando nos metemos de lleno en el mercado laboral, empezamos a ver cómo aumentan las horas de estrés, y se ven considerablemente reducidas las horas en las que, antaño, aprovechábamos para nuestro propio ocio y tiempo libre. Es normal: es una de las fases de la madurez.
Sin embargo, la vida es larga, y la mayoría de ella la vamos a pasar trabajando o dedicándola a otras obligaciones. ¿Por qué empezar a agobiarnos tan pronto? Debemos buscar siempre el momento idóneo en nuestros proyectos y ocupaciones laborales para, simplemente, pasarlo bien y disfrutar con todo aquello que hacemos.
Céntrate en donde estás ahora, y no en donde quieres estar
Es muy positivo tener aspiraciones en la vida, buscar la evolución y no dejar de soñar. Siempre y cuando seamos conscientes de donde estamos y de lo que se necesita de nosotros aquí y ahora. Es por eso que debemos centrarnos en el lugar en el que estamos ahora y en el momento que vivimos o acabaremos perdiendo el norte tanto en lo que hacemos actualmente, como en lo que queremos llegar a ser algún día.
Persigue tus sueños
No, no me estoy contradiciendo con el punto anterior. Nuestros sueños debemos perseguirlos siempre, algo muy distinto a estar 24 horas pensando en ellos, dejando de lado nuestro presente.
Pide ayuda para conseguirlo si es necesario. Y si has de ofrecer algo a cambio, mejor. Total, el “no” ya lo tienes, ¿qué puedes perder?
Pregunta si realmente estás evolucionando
Sea un proyecto o práctica de la universidad, una beca o un trabajo, siempre debemos preguntar a nuestros jefes, compañeros y tutores cómo nos ven ellos, para saber si hemos mejorado a lo largo del tiempo. Es algo que debemos hacer, aunque nosotros ya tengamos esa sensación de mejora y evolución.
Prepara un mini-discurso sobre ti y véndete
Tan mini, que deberías ser capaz de reproducirlo en el tiempo que dura un “trayecto” en ascensor. De hecho, estos discursos suelen llamarse “de ascensor” porque son idóneos para vendernos a nosotros mismos cuando coincidimos unos segundos con la persona responsable de recursos humanos o entrevistadores. Escríbelo, en principio, si es necesario. Pero siempre teniendo en cuenta tus fortalezas, intereses, debilidades, metas y experiencias.
Ahorra un poco y, si es necesario, invierte
Pero sobre todo empieza ahorrando un poco. No es bueno llegar a la universidad con lo justo en los bolsillos, como tampoco es muy recomendable trabajar y no ahorrar nada de lo que ganamos por si lo necesitamos en un futuro. Lo de invertir vamos a dejarlo si fuera necesario en algún momento puntual… ahora, simplemente, ahorra. El tiempo dirá en qué lo puedes invertir: ¿en emprender un proyecto? ¿o quizás en un máster?
Fuera la vagancia
Es inevitable encontrarnos con momentos en la vida en que nos sentimos poco útiles y tendemos a no hacer nada para solucionarlo: malas rachas las tenemos todos.
Sin embargo, esto es algo con lo que hemos de lidiar. Debemos, para ello, seguir estudiando y formándonos, además de buscar la motivación y la concentración necesarias para ser lo más productivos posible, tanto en el trabajo como en la universidad.
No hay un plan definido para ti
Ni para ti, ni para nadie. Cada uno es dueño de nuestro propio destino, de lo que hace y de a dónde quiere llegar en la vida. Cuando en el cole nos preguntaban qué queríamos ser de mayores, todos contestábamos con respuestas tipo: bombero, policía, veterinario, futbolista.
El mercado laboral y las necesidades de éste cambian, es algo que ha quedado demostrado en su evolución por décadas. Atrévete a cambiar, a aprender cosas nuevas y a buscar profesiones menos demandadas que puedan llegar a gustarte.
Conoce a las personas adecuadas
En Periodismo tuvimos un profesor que nos decía que no era tan importante tener la información como el número de teléfono de quien la tiene. En nuestra vida estudiantil y laboral es similar: puedes saber mucho de algo en concreto, pero necesitas crear relaciones profesionales con gente de tu sector. En la mayoría de los casos es esto lo que puede marcar la diferencia entre el estancamiento y la evolución laboral, incluso personal.
Asiste a eventos y conferencias, utiliza LinkedIn y participa en los debates que se desarrollan en redes sociales como Twitter o Google Plus.
No te conformes con lo que tienes
Y da igual si eres estudiante, becario o un empleado más. Debes estar buscando constantemente mejorar, salir de tu zona de confort y encontrar el cambio. No podemos encasillarnos a nosotros mismos, no somos un número: por eso debemos huir de los estereotipos.
¿Qué más lecciones has aprendido tú?
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