Las claves para triunfar como líder
En este artículo vamos a abordar la figura del ‘líder’ y la importancia de su presencia en la vida de cada uno de nosotros. Para ello comenzaremos por contextualizar la naturaleza de dicho término y su relación con la cultura. El término cultura posee numerosas acepciones. Ortega y Gasset definía la cultura como la “ortopedia de la naturaleza humana”. Desde el punto de vista del progreso material y patrimonial puede considerarse la cultura como la producción de bienes y usos, o como logro de conocimientos y objetos. Lo que nos interesa sin embargo para abordar la materia objeto de este artículo es la cultura entendida desde el vértice de las relaciones sociales, como regulación colectiva de costumbres y moral y símbolo identificativo de un grupo social.
Las prácticas sociales de regulación – más allá de las leyes – son invenciones culturales válidas para un grupo. En la construcción de esta especie de ‘cultura moral’ tiene una importancia imperante la figura del líder. A lo largo de la historia han coexistido líderes que han forjado de alguna manera conductas sociales a gran escala, algunas de ellas positivas y otras negativas. Hay ciertas características que distinguen a un buen líder de uno malo.
Compromiso absoluto con la causa que defiende
La primera y más importante de ellas es el compromiso con la causa que defiende. Si algo han tenido en común los grandes líderes mundiales históricos es su compromiso con la razón que sostenían. Martin Luther King apostó por algo más grande de lo que cabía en los tiempos en los que vivía, pero creyó en ello con tanta fuerza que implantó una nueva conciencia en la población estadounidense que acabó por reconocer los derechos civiles de millones de ciudadanos. Como él, un buen líder siente pasión por lo que hace y no se amedranta ante las dificultades que trae consigo emprender algo, más aún si se trata de una gran causa. Coge aire en los momentos de tempestad y construye con los obstáculos un instrumento de aprendizaje. Sabe cómo contagiar esa llama a sus seguidores potenciales, ya que sabe que solo puede lograr lo mejor de un grupo si logra que sienta pasión por lo que hace o defiende.
Valor para romper el ‘status quo’
La segunda característica de un buen líder tiene que ver con la valentía para interrumpir el ‘status quo’. Lucha por romper aquello que caracteriza al momento actual (status quo) e instaurar la senda del cambio. Las acciones de un gran líder sacuden la cultura popular de una época, algo a veces necesario para continuar en el camino de la innovación y la evolución. Sabe ver antes de tiempo aquello que está obsoleto e impide a una sociedad – en alguno de sus aspectos – desarrollarse. La misma forma de pensar esgrime siempre los mismos resultados. La voluntad de cambiar algo socialmente asimilado y establecido trae problemas. En un primer momento los individuos que forman parte de un grupo o colectivo se muestran reacios a cualquier alteración, pero el buen líder sabe cómo disfrutar del proceso y de la presión que acarrea cada una de sus fases. Un líder que transmita desagrado por su trabajo y se queje a la mínima oposición, será percibido como alguien negativo y lejano de la altura de la misión.
Todos para uno…
La tercera lección de liderazgo tiene que ver con la comunicación. Da igual que tengas un gran propósito si no eres capaz de comunicarlo. Un buen líder sabe delegar su confianza en los demás, permitiéndoles ser un engranaje importante del proyecto y motivándolos a dar lo mejor de sí. El proyecto individual se torna en común, de forma que todas las piezas son importantes para obtener el éxito. De esa forma el líder convierte su propósito en el de muchos, el grupo cobra importancia y hace fuerza para hacer posible el cambio. “Estoy encantado de unirme a vosotros hoy, en lo que va a pasar a la historia como la mayor manifestación por la libertad en nuestra nación”, estas fueron las palabras de Luther King que dieron comienzo a su discurso en Washington. King tuvo un sueño y no pudo guardar silencio al respecto. Un buen y gran líder tiene un objetivo, lo comunica, y por último lleva a cabo todas las acciones posibles para llevarlo a cabo. Tiene la suficiente confianza en sí mismo y su voluntad como para transmitírsela a los demás y que cale.
*Referencia: Entrepreneur
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