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Tu trabajo es perfecto… sin tu jefe

Tu trabajo es perfecto… sin tu jefe
febrero 25
00:20 2015

Hay quien dice que trabajar en lo que te gusta significa no tener que trabajar. A veces, aunque ocupes el puesto de tus sueños en la empresa a la que siempre habías querido pertenecer y tu trabajo te llene, hay alguien que se sitúa entre el amor por tu profesión y tú, y no precisamente para cubrir el camino con un manto de rosas. Esa persona es tu ‘mal jefe’. Los malos jefes contaminan el lugar de trabajo, inconsciente o conscientemente, y causan daños irreparables a sus empresas y empleados.

¿Qué corona a un ‘mal jefe’ como tal?

Aunque hay tantos tipos de jefes como tipos de personas que desempeñan ese cargo, hay algunas características cosidas al perfil de ‘mal jefe’ que varios estudios han recogido.

1.  Falta de autocrítica

Una de ellas es la carencia de autocrítica cuando las cosas van mal. Además, lejos de reconocer su culpa se la atribuye a otros empleados. En contraposición, el buen jefe destaca por asumir la responsabilidad que le otorga el liderazgo y evitar ‘echar balones fuera’.

2.  Él vale su peso en oro

Cuando sin embargo tiene al alcance una mínima oportunidad para hacer alarde de sus habilidades, el mal jefe se deshace en elogios hacia su buen desempeño y trabajo, incluso cuando los objetivos son alcanzados gracias a la colaboración en equipo.

3.  Tiene un favorito intocable

El mal jefe tendrá siempre un favorito entre todos los que integran su plantilla. Esto acaba resultado un problema con dos desembocaduras. Por un lado provoca conflictos entre los empleados, y por otro, el ambiente se caldea cuando se le reconoce frente a los demás sin tener quizá más atributos que una especial simpatía con su superior. Desempeña bien su cargo de responsable quien ofrece las mismas oportunidades a todos los trabajadores y contribuye de esta forma al crecimiento laboral de estos.

4.  Drama Queen

El mal jefe siembra el problema, y cuando ha crecido se ahoga en un vaso de agua. Un problema mínimo desencadena un drama y todo es catástrofe para él. Transformar los reveses en aprendizaje es más efectivo y característico de un buen encargado.

5.  La paciencia brilla por su ausencia

En la oficina se corta la tensión en el aire y los problemas derivados del mal jefe no te dejan concentrarte en tu trabajo del día. El mal jefe, para ponerle la guinda al pastel, se torna en un ser impaciente e hiriente que pagará la frustración con sus empleados. Querrá el trabajo hecho para ‘ya mismo’ porque se ha perdido demasiado tiempo discutiendo.

Evaluar el desempeño de un superior puede resultar de ayuda

Desde luego, está claro que cuando te incorporas a una nueva empresa no está de más calcular el tipo de jefe para el que vas a trabajar. Para evitar problemas del momento en adelante será mejor que te adecúes al humor ‘del que manda’. El portal ehow.com publicó una lista de cinco consejos prácticos para evaluar el desempeño de tu superior.

Evalúa como interactúa contigo como empleado.

Si reconoce tus logros y contribuciones de una forma honesta y te motiva para futuras labores, estás frente a una persona con buenas cualidades para ejercer el liderazgo. Si por el contrario hace caso omiso de tu presencia y cuando aparece es para reprocharte tus malas artes con el trabajo, se paciente, seguramente no te ponga las cosas fáciles.

Determina su nivel de autocrítica. 

El buen jefe es aquel que entrena a sus empleados para ser mejores y asume su responsabilidad como superior. Tiene una gran capacidad para ver el fracaso en él mismo como instructor, más que en los demás como aprendices.

Evalúa también sus hábitos personales.

No es una invitación a colarte hasta la cocina en la vida de tu jefe. Observa si controla su temperamento ante la frustración, si discrimina a alguien por alguna razón, si es amigable al trato, etc. Conocer cómo se enfrenta a las situaciones te ayudará a saber cómo tratarle.

Piensa si serás capaz de establecer un vínculo más allá de lo laboral.

Un buen jefe sabrá mantener las relaciones con sus empleados de puertas para afuera de la oficina sin perder su respetabilidad. El mal jefe, rehúye al equipo independientemente del espacio que comparta con él, se sitúa en un status diferente al de sus trabajadores y no le preocupa nada más que la relación contractual que les une.

Evalúa su reacción cuando haces una crítica constructiva.

Un buen jefe será receptivo y agradecerá tus contribuciones al trabajo. Te darás cuenta de que estás frente a un mal jefe sin embargo si tus juicios le hacen hervir de rabia, eres un mero empleado que recibe órdenes, no las da ni las insinúa.

El ambiente de trabajo afecta a tu salud

Aquellos que consideran que sus jefes son desconsiderados con ellos, son más propensos generalmente a padecer una enfermedad cardíaca. Un estudio planteado por científicos suecos así lo planteó tras recoger los resultados de una muestra de más de 3.000 personas. Sus registros de salud ocupacional coincidieron una década más tarde con los ingresos hospitalarios por cardiopatía. Cuanto más competente considera un trabajador a su superior, menor es el riesgo de padecer problemas cardíacos graves (hasta un 50% menos).

Ante esto, los investigadores sugieren que las empresas tomen medidas para mejorar las habilidades poco desarrolladas de los gerentes, ya que sería más eficaz para el funcionamiento de la empresa en general, y de la salud de sus empleados en particular.

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Patricia García Álvarez

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