Algunos consejos para no ser el peor becario
El becario es ese individuo que deambula en la complicada brecha entre la formación académica (en curso o recién finalizada) y el mundo laboral. La ilusión que provoca el contacto por primera vez con el futuro profesional, se ve a veces empañada por el amargo sabor de la despedida de cualquier tipo de vida social.
Tradicionalmente, el concepto de becario se ha unido con el café. Un becario de película es aquel que suspira levantando la mirada ante las exigencias de su jefe – si es que llevar café puede considerarse como tal- que nada tienen que ver con el ejercicio profesional para el que ha sido formado. Un becario de carne y hueso recibiría como una bendición cualquier oportunidad en que poder levantarse de la silla y ‘estirar un poco las piernas’. Hoy, el becario tiene la fortuna de desempeñar el mismo trabajo que cualquier profesional, y el infortunio de hacerlo el doble de horas – aunque no conviene generalizar. Aquí van algunos ejemplos de lo que no debes hacer si quieres salir airoso de tu periodo de prácticas.
No sobornarás
El becario excesivamente entregado se sumerge en un submundo de frustración cuyas consecuencias son impredecibles. Está dispuesto a agotar todas las posibilidades que le conducen a la consecución de su propósito, incluso las que ni siquiera deberían contemplarse. Jeffrey Garofano es un ejemplo de ello. Pretendió sobornar al senador de Colorado con 2.400 dólares a cambio de una reunión, no cayó en la cuenta de que ciertos medios son peligrosos, por muy tentador que sea el fin.
No dirás falsos testimonios
En el lado opuesto del becario entregado que es capaz incluso de corromper para conseguir información de primera mano, se encuentra la becaria que, dejada a la pereza, decide que inventarse las fuentes es la mejor opción para paliar el esfuerzo que supondría localizarlas. A Liane Membis le sonreía la suerte, poco tiempo después de licenciarse en la Universidad de Yale, consiguió un puesto como becaria en “The Wall Street Journal”. La presión, o el exceso de creatividad le jugaron una mala pasada y se inventó todos los nombres utilizados como fuentes en un artículo. La despidieron. La imaginación no tiene límites, así que pónselos tú.
No te pasarás de listo
El tercer tipo de becario es aquel que decide que su esfuerzo es digno de recibir algún tipo de compensación y se empeñará en que eso sea así. El becario que se pasa de listo suele tener experiencia en ello y no le saca los colores. Es el caso de Daniel Brusilovsky, que con solo diecisiete años se ofreció a escribir buenas reseñas a cambio de Macbooks. La empresa, TechCrunch le despidió, y descubrió que no era la primera vez que utilizaba el chantaje.
Velarás por la información confidencial como por tu propia vida
Hay ciertos trabajos no aptos para despistados, ya que se llevan a cabo entre datos confidenciales a los que merece la pena proteger como oro en paño si no quieres que te despidan o te tachen de chivo expiatorio. Le pasó a Jared Llovar. Mientras realizaba las prácticas en la Seguridad Social americana, perdió en un ‘pequeño despiste’ una lista con más de 80.000 nombres y números de cuenta de afiliados. El mismo gobernador del Estado de Ohio, Ted Strickland, llegó a plantear la posibilidad de que fuese un chivo expiatorio. Finalmente lo dejó pasar pero obligó al muchacho a firmar su renuncia.
Cuidarás tus publicaciones en las redes sociales
Las redes sociales pueden desmontar en un instante la responsable imagen que te has labrado en la oficina. Cada vez son más las empresas que recurren a la red para recabar información sobre sus empleados de puertas para afuera de la empresa. El becario ha de cuidar las publicaciones de sus redes sociales si no quiere encontrarse en una situación como la de Kevin Colvin, que pidió permiso en el trabajo para ausentarse por una emergencia familiar. El joven se salió con la suya y pudo asistir a la fiesta de disfraces, motivo real por el que faltó a su puesto. Todo hubiera marchado sobre ruedas si no hubiese colgado en Facebook un foto suya disfrazado de hada madrina. Su jefe, firme pero irónico, le despidió con la frase “Bonita varita mágica”.
Las historias de estos becarios estadounidenses fueron recogidas por Bussines Insider en un artículo que les hará pasar a la posteridad, aunque no precisamente por su buen hacer.
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