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Según algunos investigadores tener grandes dotes y aptitudes no es cuestión de talento innato. La práctica constante y periódica permite obtener resultados muy satisfactorios en cualquier labor que desempeñemos. Existe una creencia popular que determina que aquello en lo que sobresalimos viene de marca con nuestra herencia genética, sin embargo Tony Schwartz no comparte esa opinión.

Tony Schwartz es el presidente, fundador y CEO de The Energy Project, cuyos objetivos son mejorar el clima laboral de las empresas. Orador profesional, autor de numerosos best-sellers y con más de 30 años de experiencia en escribir sobre cómo trabajar con líderes y organizaciones para lograr cambios significativos en la orientación de perspectivas, que permiten obtener grandes resultados.

Según un trabajo publicado por Schwartz en colaboración con decenas de ejecutivos de otras organizaciones, desarrollar cualquier habilidad o capacidad es tan simple como ejercitar un músculo, mediante práctica sistemática y constante. Según palabras de Aristóteles “Somos lo que constantemente hacemos” y el presidente de Energy Project no podría estar más de acuerdo, pues al confiar prácticas muy específicas a sus trabajadores que les permitían desarrollarse en un campo único de forma constante, los resultados en rendimiento aumentaron de forma significativa; lo que también derivó a una mejora en la empatía, la creatividad y la colaboración entre ellos.

La influencia de Ericsson

Schwartz declara que uno de sus mayores influyentes es K. Anders Ericsson, psicólogo sueco ampliamente reconocido como uno de los principales investigadores teóricos y experimentales en el mundo de la “especialización”. Según este psicólogo, él no lleva años mostrando aquello que determina que tengamos talento en algo, sino lo difícil que es para nosotros conseguir ese talento; disponible para todos. Muchos investigadores denominan a ese esfuerzo por alcanzar una especialidad como “Práctica deliberada”, concepto que viene a determinar que para conseguir la excelencia en cualquier práctica son necesarias 10000 horas de trabajo (416 días).

Este resultado tan estadístico ha obtenido grandes resultados en los campos experimentales y sugiere que tenemos una notable capacidad de influir en nuestros propios resultados. No obstante el sacrificio en tiempo es también desalentador. Una de las conclusiones centrales de Ericsson es que la práctica no sólo es el ingrediente más importante en la consecución de la excelencia sino también que es la más difícil y menos agradable de obtener.

Ser realmente bueno en algo implica trabajar sin descanso empujando los límites más allá de la “zona de confort”. Sufrir frustración, lucha, reveses y fracasos parece necesario siempre y cuando uno quiera seguir mejorando o manteniendo un alto nivel de excelencia. La recompensa que se obtendrá es ser realmente bueno, con la sensación de que se has ganado a través de trabajo duro, lo que en conjunción resulta inmensamente satisfactorio para el que lo lleva a cabo.

Las seis claves para la excelencia

• Perseguir aquello que amas: La pasión es un motivador increíble. Es un combustible que mantiene centrado, que desarrolla la resistencia y la perseverancia.
• Hacer el trabajo más duro primero: La motivación para dirigirnos hacia el placer y alejarnos del dolor forma parte de nuestro instinto. Ericsson y otros investigadores defienden que retrasar la gratificación y asumir las tareas difíciles por las mañanas es un gran avance, pues es cuando la mayoría de nosotros tenemos la mayor cantidad de energía y la menor cantidad de distracciones.
• Practicar intensamente y sin interrupción por períodos cortos de no más de 90 minutos y luego tomar un descanso: Noventa minutos parece ser la cantidad máxima de tiempo en el que podemos prestar pleno nivel de atención en cualquier actividad, de hecho los grandes artistas no practican más de 4 horas y media al día.
• Buscar el consejo y feedback de expertos en dosis controladas El feedback simple y concreto es el más útil porque permite evaluar en conjunto para luego hacer ajustes. El exceso de feedback sin embargo puede suponer una sobrecarga cognitiva, aumentar la ansiedad e interferir con el aprendizaje.
• Tomar descansos regulares para renovarse: Relajarse después de un intenso esfuerzo no sólo ofrece la oportunidad de reciclarse sino de interiorizar y recapacitar sobre lo aprendido. Durante el reposo el hemisferio derecho del cerebro se vuelve más dominante, parte que está asociada a los avances creativos.
• “Ritualizar” la práctica: La voluntad y la disciplina están tremendamente sobrevalorados. Como dice el investigador Roy Baumeister “ninguno de nosotros tiene mucho de ellas”. La mejor manera de asegurarse de realizar tareas difíciles es construir rituales y rutinas, tiempos inviolables y específicos en los que realizar la práctica, para que con el paso del tiempo se interioricen sin tener que desperdiciar energía pensando en ellos.

“Con orden y tiempo se encuentra el secreto de hacerlo todo, y de hacerlo bien.” Pitágoras (582 AC-497 AC) Filósofo y matemático griego

Fuentes: HarvardBussinesReview
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