RRHH y su valor intangible en las empresas
Para la economía industrial que rigió la forma de hacer negocios hasta 1970, el valor de las empresas estaba determinado por el capital tangible (edificios, maquinaria, etc.) el control y la propiedad de bienes físicos y capital.
La «revolución industrial» ya dio en su momento un cambio de paradigma, y la era que estamos viviendo, manifiesta nuevamente un escenario radicalmente distinto.
El valor de las empresas ya no está tanto en su capital tangible sino también en gran parte por su valor intangible.
Los activos intangibles surgieron de forma natural ante el creciente reconocimiento de que factores distintos de los contables pueden desempeñar un papel importante en el valor real de una empresa.
¿Sabéis cual es el valor intangible más importante del que disponen las empresas?
Una empresa posee varios intangibles, como pueden ser las marcas, patentes, derechos de autor, software, entre otros. Esto se conoce como capital estructural. Aunque todos ellos son importantes para el buen desarrollo de la empresa, tenemos un intangible muy importante que sobresale por encima de estos, que no lo encontramos detallado en la contabilidad de las empresas: el capital humano. Desde sus empleados más jóvenes, pasando por los mandos intermedios hasta llegar al equipo de dirección.
Unos de los intangibles vitales para las empresas son las personas y sus conocimientos, y esto es lo que conocemos como el capital humano que incluye las capacidades de la persona, las destrezas y los conocimientos del empleado.
Este activo hay que tenerlo en cuenta ya que es un factor clave en el éxito de la empresa, puesto que son ellos quienes gestionan diariamente las operaciones, ventas, acuerdos, proyectos etc. y son los que tienen conocimiento del “Know-how” de la misma.
¿Podemos medir este intangible? ¿Podemos valorar los RRHH? En teoría no podemos obtener ningún valor económico, ni numérico sobre este tipo de intangible. Lo que sí que podemos obtener es una clasificación o una agrupación, por ejemplo, a través de las titulaciones que poseen los trabajadores, conocimientos técnicos que tiene la plantilla, años de experiencia profesional de la misma, horas de formación recibidas al año, altas o bajas producidas, entre otros indicadores.
Aparte los trabajadores tienen otro valor intrínseco a tener muy en cuenta y que tampoco es cuantificable, se trata de la motivación, de los valores personales y profesionales y de la actitud que tienen delante del trabajo. Magnitudes en las que la cultura de la empresa juega un papel clave.
Si unificamos ese capital estructural mencionado al principio, y el capital humano obtenemos lo que se conoce como el capital intelectual de las empresas.
El capital intelectual ha existido siempre, pero en los últimos años ha cobrado tal relevancia que intenta analizarse y medirse de la mejor manera: cómo mejora la productividad, o la participación en el mercado o cómo lo gestiona la competencia.
Los recursos humanos cumplen un papel primordial en mantener y aumentar el valor de las compañías. Si la mayor parte del valor de las empresas se encuentra en el capital intelectual, los recursos humanos operan en: el flujo de ideas e información, la satisfacción del cliente, el manejo de bases de datos e información de la empresa, la gestión de equipos, la idoneidad de perfiles para determinadas tareas, la contratación y búsqueda del talento etc.
Como podéis percibir los departamentos de RRHH y el conjunto de empleados de una compañía suponen un intangible que perfectamente puede ser el verdadero núcleo del valor de la misma.
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