Una alternativa Austríaca a la crisis
El pensamiento económico ‘mainstream’, incluido el enseñado en las facultades de economía y en las escuelas de negocio, se puede sintetizar fundamentalmente en el pensamiento keynesiano y el monetarismo, abanderado por la Escuela de Chicago (corriente surgida en los años 60 en la Universidad de Chicago). Para el análisis de sus soluciones ambas escuelas se basan en el denominado ‘Modelo de Equilibrio General’, en el que las curvas de oferta y demanda agregadas se cortan en un punto de equilibrio.
Para el cálculo de la demanda agregada se parte de la conocida ecuación:
Demanda Agregada = Consumo + Inversiones + Gasto Público + Exportaciones Netas
El keynesianismo
El keynesianismo está basado en las teorías de John Maynard Keynes (1843 – 1946), destacando su obra ‘Teoría general del empleo, el interés, y el dinero‘. En la actualidad, esta rama del pensamiento está abanderada por el economista americano Paul Krugman.
De manera muy simplificada, esta teoría concluye que las crisis proviene de una depresión en la curva de consumo y propone que las soluciones a las crisis económicas de una estimulación de ésta, es decir, de la alteración de la demanda agregada activará la economía y generará empleo.
La solución tiene dos fases:
- En los tiempos de bonanza se deberá ahorrar.
- En las épocas de crisis, se procederá a la alteración de la curva de demanda agregada mediante:
– Medidas gubernamentales: aumento del consumo mediante la bajada de impuestos y aumento del gasto público gracias al superávit previo generado gracias a ahorro generado en tiempos de bonanza.
– Medidas del Banco Central: aumento de las inversiones mediante la bajada de los tipos de interés, y aumento de las exportaciones netas mediante la devaluación de la moneda gracias a la ‘creación de dinero’.
En caso de generarse un exceso de deuda pública para la estimulación del consumo (el superávit no ha sido suficiente), se considera que una inflación controlada (promovida por el aumento de la masa monetaria) ayudará al pago rápido de la deuda.
Esta teoría defiende por tanto el intervencionismo y la regulación del mercado. Una crítica habitual a esta teoría es que las medidas son cortoplacistas: los efectos de la crisis se alivian rápidamente pero a costa de inflación.
El monetarismo
El monetarismo de la Escuela de Chicago está basado en las teorías expuestas por Milton Friedman (1912 – 2006), destacando sus obras ‘Libre para elegir’ y ‘La economía monetarista’. De nuevo, de manera simplificada, para su análisis el monetarismo se sirve del denominado ‘Plucking Model’.
El Plucking Model explica que la economía tiene un potencial máximo de crecimiento, pero que en promedio, nunca llega a se llega a éste.
El crecimiento de pleno empleo es interrumpido por un desequilibrio monetario: una contracción de la oferta monetaria tira de la economía hacia abajo, situándola por debajo de su senda de crecimiento a largo plazo y provocando una recesión.
Estos ‘tirones’ se interpretan como errores de política económica aleatorios que reducen la oferta monetaria o no la incrementan en respuesta a un aumento de la demanda de dinero. El exceso de demanda de dinero resultante, junto con la rigidez mostrada por precios y salarios, genera una recesión seguida por una recuperación posterior, que podría estar ayudada o no por la aplicación de políticas de demanda expansivas.
En definitiva, las oscilaciones de actividad económica se producen a largo plazo por rigideces en las instituciones y, por tanto, debido al exceso de regulación. Por tanto, las soluciones apoyadas por la escuela monetarista están orientadas hacia una mayor competitividad y principalmente, del lado de la oferta agregada: desregulación, bajadas de impuestos, etc. Una crítica habitual a esta teoría es que las medidas tardan mucho tiempo en hacerse ver; sin embargo, en el largo plazo, como ya se ha dicho, se gana en competitividad.
La Escuela Austríaca y la Teoría del Ciclo
Ajena al ‘mainstream’, existe una escuela adicional – bien es cierto que minoritaria y muy criticada por su alto grado de abstracción y por su evasión al uso de los números – llamada la Escuela Austríaca.
La Escuela Austríaca tiene su origen en la escolástica española del Siglo de Oro, particularmente en los teólogos de las universidades de Salamanca y Coímbra. Destacan: Diego de Covarrubias, Luis Saravia de la Calle, Martín de Azpilicueta, Juan de Mariana, y Luis de Molina. Sin embargo, gracias a la españolización consecuencia del Imperio Español, acabó recalando en Austria, donde economistas como Carl Menger (1840 – 1921), Eugene von Böhm-Bawerk (1851 – 1914), Ludwig von Mises (1881 – 1973), y Friedrich Hayek (1899 – 1992). En la actualidad, en España, el Catedrático Jesús Huerta de Soto es el máximo exponente de esta escuela, y una autoridad referente internacional.
El fundamento de sus teorías económicas se resume en dos puntos:
- La información es creada cada instante por todos los habitantes del planeta, por tanto, cada segundo que pasa la información ya está obsoleta, y por ello es imposible hacerse con ella, lo que hace imposible el modelo socialista.
- El fundamento de la actividad económica es la actividad empresarial, es decir, la visión del negocio y su realización. Para ello, el empresario, gracias a su talento, se da cuenta de la oportunidad empresarial tras contemplar su entorno, y utilizando la información creada por él mismo, genera el negocio, aprovechándose de su ventaja competitiva.
La primera gran crítica de la Escuela Austríaca al keynesianismo y al monetarismo surge al considerar ésta que el Modelo de Equilibrio General es una representación tan simplificada de la realidad que es incorrecto, principalmente por obviar el factor tiempo y el concepto dinámico de la economía.
En cuanto a las crisis económicas, no las considera anomalías naturales de la propia economía, sino que son fallos generados por la intervención del hombre en el flujo natural de la economía. Las intervenciones se fundamentan en: la reserva fraccionaria de los bancos y la intervención de los bancos centrales en la manipulación de los tipos de interés.
El problema de la reserva fraccionaria tiene su origen en el privilegio de los bancos de no mantener el 100% del dinero depositado en ellos por los ciudadanos; ventaja muy criticada puesto que va contra los principios fundamentales del derecho. Es decir, los bancos, considerando un coeficiente de caja del 10%, de un depósito inicial de 100 unidades monetarias, tienen la capacidad de generar dinero virtual equivalente a más de 99 unidades monetarias. Para solucionar dicho problema, en la Inglaterra de 1844, se promulgó la ‘Ley de Peel’. A pesar de sus buenas intenciones, dicha ley no prohibió la reserva fraccionaria en las demás actividades de los bancos, por tanto, éstos, simplemente cambiaron la manera de hacer negocios y el problema persistió.
En consecuencia de lo anteriormente mencionado, en momentos de incertidumbre los bancos no disponían de liquidez suficiente para hacer frente a la retirada masiva de depósitos, y por tanto, quebraban. Para evitar ésto, se crea un prestamista de última instancia para rescatar a los bancos centrados: un Banco Central. Sin embargo, el banco central no tenía la posibilidad de generar dinero de la nada (recordemos que en aquella época el patrón oro estaba vigente) y por tanto, los gobiernos hacen forzoso por decreto de ley el aceptar el papel moneda creado por los bancos centrales como medio de pago.
Finalmente, el tipo de interés es el valor que relaciona el precio de los vienes presentes y futuros. Según la teoría austríaca, la manipulación de los tipos de interés altera la adecuada distribución de los medios de producción en sus diferentes etapas y hace que los empresarios no puedan realizar el cálculo económico necesario para evaluar sus proyectos con adecuación.
Por tanto, esta manipulación promueve la creación una burbuja en la que muchos proyectos que en otras circunstancias se considerarían alocados se hacen visibles al ser las características del mercado más benévolas (por ejemplo, grandes inversiones inmobiliarias). Al largo plazo, la economía se autoajusta al ser dinámicamente eficiente; los inversores se dan cuenta la magnitud de los errores cometidos y los desaciertos empresariales surgidos de ésta alteración se hacen presentes, produciéndose una gran crisis; la burbuja explota.
Como solución a éstos fenómenos la solución austríaca, en este caso, la promovida por el Catedrático D. Jesús Huerta de Soto en su obra ‘Dinero, crédito bancario y ciclos económicos’ consiste en tres pasos:
- Compleción de la Ley de Peel: Exigencia de un coeficiente de caja del 100% para todas las actividades bancarias salvo aquellas previamente acordadas con el cliente (por ejemplo, depósitos a largo plazo – el banco podrá utilizar el dinero para préstamos u otras actividades durante el periodo estipulado, debiendo tenerlo de vuelta en la fecha acordada). Con ello se evitarán futuras creaciones de dinero virtual.
- Ajuste de los balances de las entidades bancarias: Se realizará el ajuste pertinente para compensar la deuda tóxica, permitiendo al sistema comenzar de cero, siempre con la promesa de no volver a fraccionar el dinero en custodia.
- Desmantelamiento de los bancos centrales y vuelta al patrón oro: Puesto que los bancos ya no necesitarán volver a ser rescatados, los bancos centrales serán innecesarios. El control del sistema monetario, pasará al patrón oro por ser la institución monetaria auto-elegida por el ser humano y por no poder duplicarse – el oro se extrae de la tierra a un ritmo cercano al 2% anual – garantizando con ello la estabilidad monetaria necesaria para un sistema sano.
Bibliografía:
- Principios de economía (Gregory Mankiw)
- La Escuela Austríaca (Jesús Huerta de Soto)
- Teorías del ciclo económico: principales contribuciones y análisis a la luz de las aportaciones de la Escuela Austríaca de economía (Juan Ramón Rayo, Miguel Ángel Alonso Neira y Philipp Bagus)
- Dinero, crédito bancario y ciclos económicos (Jesús Huerta de Soto)
- Conferencia ‘Crisis financiera, reforma bancaria, y el futuro del capitalismo’ (Jesús Huerta de Soto en la Fundación Rafael del Pino).
- Fuentes: www.finazzas.com, Wikipedia, www.ilc.csic.es, www.variacioncompensada.com, www.clubliberalautentico.com
Imagen de Flickr por Manuel Scheikl
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