¿Es la universidad para todos?
En la actualidad existe un debate fuertemente polarizado donde diferentes periodistas, expertos, intelectuales, trabajadores, personas en paro, discuten sobre la verdadera utilidad de cursar estudios superiores, mayormente, grados universitarios. Las generaciones actuales están consideradas como las más preparadas de la historia, con un alto porcentaje de jóvenes con prestigiosos grados de especialización académica que sin embargo no encuentran puestos laborales donde poner en práctica sus conocimientos.
Es común escuchar hoy en día que es importante estudiar una carrera para poder ser algo en la vida, sin embargo los datos apuntan a que en muchos casos cursar un grado no es suficiente para asegurar un puesto laboral y es necesaria una continua especialización académica que además de no estar al alcance de todos (por razones económicas por ejemplo), no reporta los resultados deseados en cuanto a integración laboral se refiere.
Encontramos por lo tanto una situación paradójica en donde existe un amplio porcentaje de individuos altamente cualificados que sin embargo nunca llegan a realizar trabajos en sus propios campos de estudio.
Esta condición parece extenderse por gran parte del mundo y no sólo en España. Un amplio sector de los Estados Unidos por ejemplo, remarca continuamente la necesidad de un cambio en el modelo educativo que impera en su nación pues existe una división poblacional que discute sobre el rumbo educativo que sigue la gran potencia mundial; en la que un alto porcentaje de escuelas y universidades públicas son incapaces de ofrecer unos servicios y resultados óptimos para el futuro desarrollo de sus estudiantes en el mercado económico imperante.
Las razones parecen ser varias, desde una perspectiva socio-histórica en la que se valora por encima la calidad y prestigio de la enseñanza privada (situación que no sólo se da en EEUU pero que sin embargo está fuertemente asentada) y también la prioridad del sistema educativo americano cuyo fin último en la enseñanza obligatoria parece ser únicamente la preparación estudiantil “para cursar grados universitarios”.
El ex presidente de EEUU solía decir, ”quiero dejar clara mi posición, creo que sería genial si todos los estadounidenses pudieran asistir a la universidad, pero no necesariamente que se incorporen inmediatamente después de la secundaria y tampoco al tipo de universidad que domina el mundo académico hoy día» (refiriéndose en este caso a una preocupación creciente de crear un nuevo tipo de universidad que combine las artes liberales con la formación industrial).
Por supuesto existen diferentes casos de graduados y gente especializada en el sector laboral. Mientras una parte logra alcanzar puestos profesionales dentro de su ámbito de estudio y confirmarse como trabajadores con altos sueldos respecto a la media corriente, por otra parte existe una significativa cantidad que no logra adecuarse a las circunstancias del mercado y se encuentran en una situación en la que muchos consideran haber malgastado tiempo, dinero y esfuerzo en su formación.
La Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU. realizó una lista completa de los puestos de trabajo que requieren grados y los que no lo hacen. Es interesante que muchos trabajos con muy buenas condiciones laborales que no requieren títulos académicos de cuatro años acaban desocupados como defiende la Employment Professionals en su informe “Precaución: El colegio no puede ser para todos.”.
Este informe, publicado a principios de abril, enumera los 10 puestos de trabajo más difíciles de ocupar para las agencias de empleo en el año 2013. La mayoría de ellos incluyen soldadores, maquinistas, conductores comerciales, administradores de ventas… empleos que no requieren un título académico (de larga duración al menos) pero si experiencia laboral.
Hace un año el informe señaló que «la universidad no es para todos, pero el trabajo sí lo es, o al menos debería serlo”. La preparación de la próximas generaciones en cuanto a encontrar un puesto de trabajo (situación en que las escuelas públicas reciben malas calificaciones según los expertos) debería ser tan importante como preparar a los estudiantes para la universidad (en el que destaca el hecho de que las escuelas públicas tampoco obtienen buenos resultados).
Algunas personas encontrarían más satisfactorio aprender una habilidad profesional en un colegio comunitario o una escuela de oficios, incluso realizando un trabajo nada más terminar la educación obligatoria. Estas personas pueden realizar cursos universitarios más tarde si así lo desean para avanzar en sus carreras, especializarse en otro campo de estudio o simplemente para enriquecer sus vidas. En conclusión, existe una necesidad imperiosa de formar a los estudiantes para poder “emplearse” ante la continua imposición del pensamiento actual de que si no estudias no tendrás un buen futuro laboral.
Apostar por la realización de cursos de Formación profesional podría dar muy buenos resultados en España. La Universidad Carlos III de Madrid, incluida en el ranking QS de las 50 mejores universidades del mundo con menos de 50 años, obtuvo una tasa de empleabilidad en puestos afines a la formación del 85% y la tasa anual de aprobados solo rebaja un punto.
Daniel Peña, Rector de la Universidad Carlos III de Madrid, declaró “el porcentaje de jóvenes sin empleo casi triplica a la media de la Unión Europea. Es porque la mitad de los alumnos españoles se quedan en la EGB y muy pocos van a formación profesional, al revés de lo que sucede en la Unión Europea. En España, deberían ir más estudiantes a formación profesional y menos, pero en mejores condiciones, a la universidad.”
Dedicar más recursos, hacer mayor hincapié en la formación profesional y fomentar la educación básica (y superior) en carreras técnicas; ofrecerá, según los expertos, resultados muy satisfactorios que además no impedirán el desarrollo educativo, sino que sencillamente lo cambiarán y diversificarán creando generaciones de profesionales cuya preparación académica sencillamente podría aplazarse a momentos más indicados de sus vidas sin tener que depender de terceros durante gran parte de su juventud.
Imponer una idea de necesidad de sobre-cualificación para salir adelante laboralmentetanto en los medios de comunicación como en los sectores políticos, empresariales, populares e incluso familiares, cuando los resultados no avalan un buen porvenir a todos quienes lo llevan a cabo no parece la premisa adecuada a seguir.
Sin embargo toda idea tiene su origen y no debe olvidarse que en la actualidad se academiza constantemente un gran elenco de sectores profesionales que en su época sencillamente se aprendían mediante la práctica. Es necesario un cambio de mentalidad empresarial respecto a los requisitos de contratación de sus empleados y lo mismo del sector educativo sobre en que es necesario “instruir y cuánto tiempo”; pues como cualquier estudiante puede confirmar se aprende más de una profesión “trabajando en lo que se estudia que estudiando en lo que se trabaja”.
Fuentes: BloombergBussenesweek, CincoDiás, EconomíaDigital.
Imagen de Flickr por Biblioteca Nacional de España
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