Expatriados (II): ¿Volver a casa tras vivir fuera? ¡No tan fácil como parece!
Sin duda, la vida como expatriado puede ser excitante. Las experiencias y retos de vivir fuera te desarrollan, te permite adquirir nuevas habilidades, ampliar tu visión de la vida, y generalmente adquirir valiosos recuerdos, que merecerá la pena recordar durante muchos años.
A día de hoy, las generaciones jóvenes se sumergen ya en un estilo de vida global durante sus años de formación, planeando sus estudios universitarios y sus primeras experiencias laborales teniendo en cuenta el extranjero en muchas ocasiones. De acuerdo con un estudio de la Unesco, para 2009 eran 3.4 millones de estudiantes la cifra de movilidad anual, y se espera que este número haya crecido y lo siga haciendo. Para muchos, experimentar estancias a lo largo del globo antes de asentarse se convierte en algo muy codiciado. Sin embargo, cuando se trata de hacer las maletas para volver, la realidad de la repatriación resulta no ser tan fácil como se espera. Sebastian Reiche, profesor del IESE, nos da algunas claves sobre ello en este artículo.
Como mencionaba un reciente artículo del International Herald Tribune, existe “el lado oscuro del expatriado”. Los comentarios que recogía el artículo implican que la gente joven que vive lejos de sus países de origen se sienten, de alguna manera, “atrapados en un limbo, ni aquí ni allá”. Este sentimiento es fácil de entender dado que para muchos, la vida en la ciudad destino se percibe como temporal, sin embargo, según pasa el tiempo el hogar se percibe como más distante. La preocupación principal es que mientras se está en el extranjero, la vida de los compañeros, familiares y amigos avanza también. Y aunque equipados con nuevas habilidades, experiencias y perspectivas, en el momento de la repatriación el viajero se encuentra a sí mismo en una situación en la que debe adaptarse al puesto de trabajo, a su “viejo” hogar (u otro nuevo) y renovar o retomar los lazos sociales.
Estas son algunas opiniones que reflejan el problema y como se sienten estos jóvenes:
“He visto al volver cómo mis amigos se habían casado, habían tenido hijos, comprado casas y avanzado en sus carreras. Mientras tanto, la mayoría de nosotros aquí en Seúl nos encontramos a nosotros mismos viviendo como Peter Pan. Llego a un punto importante en la vida sin nada tangible.”
“Me preocupa si debería volver y echar raíces por una vez en mi vida”
“Entonces debería ir a casa pre-emptively e intentar construir una vida allí? Pero ahí recae el problema del expatriado: no hay nada en casa para mí ahora”
Bien, hablando claro, la solución a tal situación de desarraigo es bastante simple, al depender tan sólo de dos opciones: asentarse fuera o volver a casa. Como hemos planteado, volver puede no ser fácil, y de hecho, puede percibirse como empezar todo de cero una vez más. Sin embargo, hay formas de hacer tal transición más positiva. Los siguientes puntos harán más sencilla una repatriación:
- Asume el cambio: Fallar en la planificación de los cambios puede ser el mayor contribuyente para experimentar dificultades. Por consiguiente, deberías estar preparado para encarar cambios en ti mismo, en otra gente, en lugares y en tu estilo de vida, como resultado del movimiento y del paso del tiempo.
- Encuentra un apoyo en casa: Mientras estás fuera, es difícil organizar tu retorno. Tener un apoyo que pueda asistirte con asuntos administrativos y logísticos mientras buscas trabajo y/o piso es crucial para el proceso de retorno. Puede ser un miembro de tu familia o un buen amigo.
- Usa la continuidad de ciertas cosas en tu beneficio: Sin importar el tiempo que hayas pasado fuera y el país en el que hayas vivido, hay ciertas cosas que permanecerán iguales en casa. Ya sea la gente, lugares y/o actividades. Identificar esas cosas que no han cambiado, retomarlas y centrarte en ellas puede aliviar la transición.
- Encuentra gente similar: Con la vuelta a casa, a veces tendrás que afrontar un tibio interés por tus experiencias fuera (exactamente en un momento en el que quieres compartir esas enriquecedoras situaciones que has vivido). Sin embargo, para la familia y amigos que no lo han experimentado es difícil comprender todo lo que supone. Por eso, encontrar un grupo de gente con experiencias similares puede ser un buen canal no sólo para compartir esas experiencias sino también para ampliar tus círculos sociales estableciendo uno nuevo.
- Planea el futuro: Seguro que hiciste planes sobre donde vas a vivir, trabajo, actividades etc. cuando te marchaste. Justo lo mismo es válido para tu vuelta. En otras palabras, merece también la pena planear a tu regreso como será esta nueva fase de tu vida, siendo optimista, abierto de mente y alertado de los retos y diferencias que te esperan cuando ya estés en lo que llamas “casa”.
Fuente: Blog Expatriatus de IESE
Imagen de Flickr por Dimuth Perera
Muy buen articulo! y que gran verdad… Despues de 8 años fuera de España me estoy planteando el volver pues te planteas muchas cosas cuando pasas la frontera de los 30 años. Sin embargo, ahora que estoy solo de vacaciones de pasada de vuelta a casa me doy cuenta de que echaria muchisimo de menos el vivir en el extranjero. Estoy en un limbo, sin saber que hacer… si volviera la sensacion seria como hacer click al boton que borrara ocho años llenos de emociones, de memorias, experiencias y cruce de caminos con tantas personas. Me da miedo. Mucho miedo.
Hola Nats estoy en la misma situación. El miedo al arrepentimiento.
Me quiero convencer que lo peor que puede pasar es la muerte. Mientras la vida no esté en juego… qué podría ir mal ? Qué podría causar el arrepentimiento ?
Si algo sale mal, nuestra en ventaja es que podemos volver al país que nos acogió en el extranjero.
Un abrazo solidario,,
Ana