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Con el final del verano llega también el inicio de la vuelta al trabajo. Como muchos de vosotros sabéis el trabajo en consultoría (y también ocurre lo mismo en banca) no deja mucho tiempo libre entre semana, así que tendré que hacer uso de cualquier hueco para finalizar mis aplicaciones: el taxi al cliente, la hora de la comida… cualquier momento es bueno para pensar sobre cómo mejorar mis ensayos.

Durante estas últimas semanas he estado trabajando principalmente en dos frentes: Ensayos y cartas de recomendación. En este post me gustaría daros un poco la visión de cada una de estas partes.

Ensayos: Para empezar a escribir los ensayos lo que hice es pensar en las historias que quería contar porque creía que ilustran mejor cómo soy, o aquellas cualidades mías que mejor encajan con el programa que me interesa. Lo más probable (o eso se me ocurrió a mi) es que empieces de una forma y acabes de otra completamente diferente… ¡La verdad es que la ayuda de Regina en este sentido ha sido inestimable!  Me quedé sorprendida del nivel de detalle de los comentarios que te dan, son súper útiles y realmente te ayudan a pensar cómo enfocar mejor la historia que quieres contar. Nadie sabe tu historia mejor que tú,  pero está bien tener una visión externa que aporte muchas cosas nuevas.

Cartas de Recomendación: Otra parte de la recomendación que puede ser un gran quebradero de cabeza. Aunque es verdad que puedes utilizar a las mismas personas para que te recomienden en todas tus aplicaciones tienes que pensar que escribir una carta de recomendación supone un gran esfuerzo ya que cada escuela pide recomendaciones diferentes.

Lo ideal es tener varias personas y que cada una te ayude como máximo con dos escuelas. En mi caso, hablé con cada uno de los que me tenían que escribir una carta con antelación y preparé unos materiales para facilitar el proceso. No puedes escribirte tus propias cartas, pero sí puedes proporcionar alguna guía sobre qué características de ti te gustaría que se resaltaran en las cartas y anécdotas que crees que pueden ilustrarlas.

Obviamente el recomendador es libre de escribir lo que quiera, y puede que vea alguna cualidad en ti de la que tú no eres consciente, por eso es esencial que no las escribáis vosotros. Es algo que me dijo Regina, y me pareció que es un punto muy bueno. Si tenéis miedo sobre que la persona no vaya a ser todo lo entusiasta con vuestra recomendación como para necesitar ver la carta, es que la persona no es la adecuada.

Todavía me quedan muchas cosas por pulir, entre ellas la aplicación online… En el próximo post espero contaros qué se siente al darle al “submit”!