La decadencia de la Innovación en España reflejada en el CSIC
La innovación y la fuga de cerebros siempre ha sido un tema de actualidad en España. Muchos de los problemas españoles se achacan, equivocadamente, a nuestra falta de innovación. Nada más lejos de la realidad. La situación actual no hace nada más que acentuar esta problemática y poner en tela de juicio la inversión realizada en I+D.
Este último mes hemos podido ver declaraciones cruzadas entre el CSIC, máxima institución investigadora del país, y el gobierno. El problema: los achaques económicos que sufre esta institución.
Para ponernos en situación, la caída de la inversión pública en I+D es del 40% desde 2009. Los gastos se han reducido con sendas medidas, aun así no se ha podido salvar la diferencia económica, y este mismo año el CSIC ha entrado en números rojos.
La relación proyecto-dinero-anual plantea una realidad que complica el futuro de las investigaciones. Los proyectos de investigación pocas veces duran un solo año. Un proyecto necesita continuidad en el tiempo. La naturaleza de los organismos presupuestarios no entiende de materia investigadora, los presupuestos se asignan anualmente y pueden comprometer el desarrollo de una investigación.
En función del planteamiento del proyecto, los investigadores suelen ahorrar dinero de unos años para otros (en los que se realizan más trabajos de campo o es necesaria más inversión) en lo conocido como “bolsa de ahorro”. El problema viene cuando no se permite utilizar ese dinero acumulado y no se puede completar la investigación. Desde el 2012, se ha iniciado un plan de ahorro destinado a controlar el gasto de 137 millones durante tres años. La mayoría de este ahorro repercute en la menor contratación de doctores y la cancelación de las bolsas de ahorro de proyectos.
En la situación actual, el CSIC pide 100 millones para poder sanear sus cuentas. El gobierno ha anunciado la adjudicación 25 millones y promete otros 50 durante este año, mientras se anuncia a bombo y platillo que no se dejará caer a la institución investigadora. En el limbo se encuentran 25 millones que difícilmente tienen solución. Algunas de las soluciones planteadas pasan por la reducción de personal, cese de algunos campos de investigación e incluso el cierre de algunos proyectos actuales.
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