¿Deberían gobernar economistas?
La crisis económica de los últimos años junto con lo profundo de su calado hace que se pongan en tela de juicio muchos elementos del sistema en que vivimos. Estas dudas se focalizan principalmente en los gobiernos y las decisiones y alternativas que toman para solventar las coyunturas que atraviesan sus países.
Es palpable que la clave económica rige las políticas de los actuales gobiernos, pasando lo demás a un segundo plano. Su principal tarea es vigilar, manejar y ajustar la economía de sus estados y sin embargo, los de muchas de las grandes naciones están compuestos por integrantes con poco o ningún bagaje económico.
El profesor Mark Hallerberg (Hertie School of Governance – Berlin) y el Doctor Joachim Wehner (London School of Economics and Political Science) presentan una interesante nueva publicación que intenta aclarar porqué los gobiernos sólo cuentan a veces con la ayuda de expertos economistas en lugar de ser la tónica habitual. Tras estudiar el perfil y trayectoria de más de 1200 primeros ministros, presidentes, ministros de economía y responsables de bancos centrales en varias democracias desde 1970, han descubierto una serie de patrones comunes.
Señalan primero que en muchas de las más antiguas y asentadas democracias, la mayoría de primeros ministros y ministros de economía no poseen demasiada formación económica. Por su parte, los responsables de bancos centrales tienden a tener mayor experiencia y/o formación en la materia, pero no hay tantos doctores (PhD) como cabría esperar. Adjuntamos un gráfico que refleja los resultados del estudio:
Destaca cómo los países de la Eurozona tienen una menor concentración de primeros ministros con estudios universitarios de este tipo. “Presumíamos que formar parte de una unión económica tal como la Eurozona, incrementaría la demanda de políticos con mayores competencias ecónomicas” escriben Hallerberg and Wehner. No era así. Por otro lado, los autores remarcan que democracias jóvenes como Eslovenia son más proclives a situar a economistas en posiciones de poder, presumiblemente porque es su manera de generar confianza en el mercado y en los inversores después de periodos de inestabilidad.
Con estos hábitos se manifiesta una excepción clave: países de todo tipo tienden a recurrir a economistas durante las crisis financieras. Los autores advirtieron que la probabilidad de encontrar a un Doctor en Economía como responsable de un banco central es un 22% mayor durante una crisis bancaria.
En cualquier caso su estudio no dice mucho acerca de si tener economistas al mando realmente conduce a mejores resultados. Es hasta posible que no. Después de todo, la mayoría de gobernantes ya están rodeados de muchos asesores bien formados en economía y puede llegar a ser más importante para un líder ser un gestor competente con destreza política que tener mucha experiencia y/o formación técnica. Y es notorio que estas viejas democracias mencionadas previamente apuestan por funcionar de este modo. Consideran útil recurrir a economistas durante las crisis (como hicieron Italia y Grecia en 2011 con Mario Monti y Lucas Papademos respectivamente) pero la mayoría de veces, para bien o mal, no sucede así. Aunque esto conduce a una reflexión inquietante: si se recurre a ellos en momentos complicados, ¿no sería oportuno que estos perfiles fuesen permanentes para procurar la estabilidad y evitar escenarios problemáticos?
Rescatando ideas del artículo “A más formación, más empleo” de nuestro compañero Alejandro Goffa, podemos advertir que la tendencia es ir a un modelo (al menos en el mundo de la empresa) cada vez más exigente con la preparación y nivel de sus recursos humanos. Trasladándolo al plano político y teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, sí que parece clara la necesidad de que quienes dirijan países, sean tecnócratas o gestores asesorados, estén avalados por una formación y experiencia excelsas. Esta idea no es nada nueva, ya incluso Platón formuló su teoría del “gobierno de los filósofos” que reserva la tarea de gobernar para los realmente capacitados y que, salvando las distancias en varios aspectos, puede ser el modelo al que se encaminen las grandes democracias si siguen el ejemplo empresarial, apuestan por la igualdad de oportunidades y promulgan la meritocracia.
*Fuentes: www.washingtonpost.com
Interesante. Deberían gobernar personas que tengan formación adecuada y que hayan pasado por el mundo de la empresa. Los políticos en España son políticos de profesión, llevan siendo políticos desde siempre y viven en un mundo aparte. En España se puede ser presidente sin saber idiomas ni tener ni pajolera idea de economía y empresa. Así vamos.