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Tal vez fue desde el momento en el que Jesucristo echó a los cambistas del templo según los Evangelios, que la sociedad tiene la sensación de que hay algo profano en el dinero. Por algo será que cuando los políticos buscan el dinero en vez del bien público, se les llama corruptos. He de reconocer que, aún como economista, me maravilla la capacidad que una simple marca pueda conferir tanto poder a un disco de metal o a una hoja de papel. Creo que fue Benjamín Franklin quien dijo una vez “Quien inventó el dinero destruyó la libertad.”  Y así fue como uno de los padres fundadores de Estados Unidos, lo definió de manera natural como algo “sucio” o “mugroso”.  Y es que nos guste o no, es difícil evitar la conclusión de que la magia del dinero es una magia negra.

La cuestión es: ¿Es el dinero el enemigo de toda reforma social y política? ¿Hemos podido destruir el significado de lo que es realmente el dinero? ¿Es posible un nuevo concepto de este? La Economía Sagrada, que trata un nuevo concepto que apuesta por la economía del obsequio y que da nombre al último libro de Charles Eisenstein, así lo cree.  Es difícil resumir la última publicación del norteamericano que, con tan solo 45 años, ha revolucionado la economía convencional mediante el análisis de las antiguas economías de obsequio hasta el capitalismo moderno, revelando cómo el sistema actual ha contribuido a la separación, competencia y escasez, afectando a la sociedad y necesitado siempre un crecimiento sin fin.

La Economía Sagrada argumenta que todas las crisis actuales se originan en la conversión de capital natural, social, cultural, y espiritual en dinero y que la forma con la que la sociedad entiende el dinero, ha alcanzado el extremo, y próximos al colapso podemos encontrar una gran oportunidad para transitar hacia una forma de ser más conectada, ecológica y sustentable, que es, mediante la “consagración” del sistema monetario. Esta “consagración del dinero” pretende crear nuevos tipos de dinero que encarnen y refuercen las actitudes cambiadas.

Aunque parece una teoría muy interesante, cargada de imaginación, entusiasmo e idealismo discrepo en que sea necesario volver a la economía del obsequio, ¿Se imaginan volver al trueque? Tal vez debemos asumir que el factor humano es imperfecto, y que el dinero puede que no sea el problema de causa raíz, ya que éste siempre podrá alterar el comportamiento, y coordinar la actividad humana. Incluso aunque sea considerado como algo “divino”, ¿se podría “divinizar” a la sociedad? Desde luego el libro, que está disponible en España a partir de la primera semana de marzo, así lo apunta.

Creo que todos estamos de acuerdo en que el propósito original del dinero es sencillamente conectar a las personas con  las necesidades humanas, para que podamos todos vivir en una abundancia mayor. Pero no es el dinero quien genera  escasez en lugar de abundancia, o separación en vez de conexión, como apunta la teoría de la Economía Sagrada, si no el sistema en sí y los agentes que actúan en él. Los contrarios a esta teoría señalan que el cambio es necesario en que el sistema, creando o potenciando el sistema existente, mediante políticas accesibles, limpias y por supuesto integras, ya que abordar la perfección de los agentes mediante la simbolización del dinero es prácticamente imposible, ¿Será cierto que tal vez no se pueda servir a Dios y al dinero? ¿O será realmente posible un mundo donde el dinero sea el aliado de todos nuestros mejores impulsos?

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