Brasil: ¿la España de la última década?
Ya no es inusual escuchar internacionalmente lo «bien» que están yendo las cosas en este lado del Atlántico. Y pongo «bien» entre comillas porque precisamente es sobre esta perspectiva que me gustaría saber sus opiniones.
Para la gran mayoría de los Brasileños, el «Plano Real» implantado en 1994 (proceso de cambio monetario del Cruzeiro para el actual Real) trajo crecimiento económico, mejora en la redistribución de rentas, disminución de pobreza, cierta estabilidad de la inflación, etc. Situaciones éstas, obviamente beneficiosas. Situaciones que proporcionaron más confianza a la población y proyectaron un Brasil en constante crecimiento y equiparado a las mayores potencias mundiales.
Casi 20 años después, existe bajo mi punto de vista un país en el que todavía está todo por hacer. Potencialmente esto trae infinitas posiblidades y oportunidades de inversión y crecimiento, muchas de las cuales ya se están llevando a cabo, pero este es otro tema del que podríamos hablar en futuras ocasiones.
Aquel crecimiento económico se ve continuamente marginado por la inflación, que aunque baja para lo que por aquí se está acostumbrado, continua dificultando el correcto funcionamiento de la economía. La redistribución de rentas sirvió para darle más a los más ricos y generar una gigantesca «clase media» (de 1.000 realistas) y otra tampoco pequeña clase pobre. La macroeconomía del país gira en torno al quehacer del Estado de Sao Paulo y los tres Estados sureños, Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul.
En cuestión de infraestructuras y obras públicas (el gran déficit de este país) todavía falta muchísimo por hacer, y lamentablemente muchísimo por esperar. Los grandes eventos deportivos que van a darse durante estos años, 2013-2016, están generando un gran efecto inversor y se está pudiendo mejorar sustancialmente ciertos aspectos como transporte, comunicaciones, etc.
Obviamente existen muchísimas cosas buenas en Brasil, e incluso las que se están haciendo parecen tener la mejor de las intenciones, siempre mirando hacia el futuro. Existe una gran demanda laboral (tanto para operarios como para ejecutivos de todos los ámbitos). La gente está teniendo más facilidad al crédito, el consumo interno es muy fuerte, hay cierta capacidad de ahorro familiar, y un largo etcétera. Sobre todo, puedo decir que se vive bien. Pero siempre con una pequeña situación de incertidumbre sobre el futuro próximo detrás de la oreja. Y es por todas estas cosas buenas por las que hago una cierta comparación de la actual situación brasileña con la vivida por España en la última década anterior al comienzo de la crisis. A veces se tiene la sensación de que ante cualquier pequeño trastorno económico, esta «burbuja» puede romperse.
En fin, después de esta pequeña contextualización, mi pregunta es: ¿está Brasil realmente capacitado para soportar y dar continuidad a este proyecto de crecimiento y mejora en la calidad de vida de su población, y convertirse en un país que realmente demuestre por qué es la sexta economía mundial no sólo por su PIB? Creo que podríamos ver una posible respuesta después de los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro 2016. Podemos hablar de este tema en el foro.
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