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A raíz del estallido de la crisis se ha debatido mucho sobre el excesivo tamaño de nuestra administración, tanto central como local y de la eficiencia de los organismos estatales pero, ¿Cuáles son las causas de este debate? ¿Cómo se seleccionan las élites directivas en el sector público? ¿En qué espejos podemos mirarnos para reconocer nuestros propios problemas y proponer soluciones?

Como ejemplo podemos mirar la noticia del nombramiento de Elvira Rodríguez, actual presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).  Si introducimos el nombre de Elvira Rodríguez en Google Images, una de las primeras imágenes que podemos ver es a ella dando una rueda de prensa sobre un fondo con el logo del PP. Elvira es licenciada en Ciencias Económicas y Políticas por la Universidad Complutense de Madrid y Auditora del Estado, lo cual es un cargo importante, pero no está relacionado directamente con el Mercado de Valores. Además ha sido Directora General de Presupuestos en 1996, Secretaria de Estado de Presupuestos y Gastos, Ministra de Medio Ambiente, Consejera de Transportes, Presidenta de la Asamblea de Madrid y Senadora, todos cargos de reconocido prestigio y que requieren preparación. Sin entrar a juzgar si ejerció una buena o mala labor como Directora de Presupuestos, o buena o mala labor como Presidenta de la Asamblea de Madrid, puede surgir la pregunta de si esta importante trayectoria profesional justifica o más bien recomienda darle ese puesto de tanta importancia. ¿Qué le podríamos exigir al cargo de Presidente de la CNMV? Seguramente aparecerían aptitudes como conocimiento de las leyes que regulan la industria de los valores, de los mercados financieros de la nación, así como de las bolsas de valores, de opciones y de otros mercados de valores electrónicos.

La entidad análoga a la CNMV en EEUU se conoce como la SEC (Securities and Exchange Comission). La presidenta de este organismo regulador es Mary L. Schapiro. Si miramos su trayectoria veremos que estudió Derecho en la Universidad de Georgetown, ejerció como abogada de 1980 a 1988 en asuntos relacionados con el mercado de valores, y desde 1988 ha desempeñado diferentes cargos, siempre relacionados con el mercado de valores. En 1988 fue nombrada por Ronald Reagan comisaria de la SEC; fue confirmada por G. Bush padre y de 1994 a 1996 fue Presidenta de la Commodity Futures Trading Commission (CFTC); de 1996 a 2009 fue miembro de la National Association of Securities Dealers (antiguamente NSDA, actualmente Financial Industry Regulatory Authority – FINRA) y desde 2009 Presidenta de la SEC.  Todos estos cargos corresponden a cargos públicos excepto el FINRA, que es un organismo regulador independiente.

Si las comparamos a ambas veremos que el nombramiento de Mary L.Schapiro responde a una probada experiencia en el mercado de valores y en los organismos públicos que lo regulan. Por el contrario, en el caso de Elvira Rodríguez no podemos distinguir experiencia reseñable en la industria, al menos no directamente, ni pública ni privada. Además de esta carencia, su vinculación directa al partido político en el poder hace que que su independencia no quede asegurada, limitando con ello su capacidad de actuación dentro del organismo regulador independiente.

Como este ejemplo podríamos encontrar otros similares en organizaciones estudiantiles, poder judicial, patronales de empresas, sindicatos de trabajadores, empresas públicas, … Al repasar los representantes de cada una de estas organizaciones se puede constatar que su nombramiento da respuesta a razones políticas más que a propia capacidad para desempeñar el puesto para el que ha sido elegido. Además de esto, su poca o nula independencia del poder político hace que su representatividad no sea efectiva a ojos de la sociedad y de sus propios representados.

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