¿Se están quedando las escuelas de negocio sin financiación?
Aunque las principales escuelas de negocios de Estados Unidos parecen haber capeado la recesión, hay serias dudas sobre la sostenibilidad de las instituciones menos prestigiosas de Estados Unidos, particularmente aquellas financiadas por el estado.
La mayorías de las escuelas vieron caer sus fondos durante la caída de la bolsa en el 2008. Según el análisis llevado a cabo por el Financial Times (Business Schools see their funding begin to dry), la caída media de los fondos las escuelas de su Global Ranking fue de un 24%. Independientemente del prestigio de las escuelas, aquellas que dependen de sí mismas para financiarse presenciaron la caída de forma traumática. Este es el caso de la Tuck School of Business, que según su Dean, Paul Danos, vio cómo perdía un cuarto de sus ingresos en cuestión de días.
Aunque el mínimo absoluto de la recesión económica se ha dejado atrás en Estados Unidos, el impacto de la anterior caída se sigue notando en la mayoría de las escuelas. Esto es debido a que las escuelas para financiarse suelen usar un porcentaje prefijado del valor de mercado medio de sus fondos institucionales durante un periodo de varios años. Por tanto, el mínimo de hace unos años sigue entrando dentro del cómputo.
A todo esto, se suma el hecho de que las donaciones disminuyeron considerablemente durante la peor parte de la recesión. No obstante, la actitud filantrópica parece haber cambiado, y escuelas como The University of Virginia’s Darden School o Stanford Graduate School of Business han conseguido recibir importantes donaciones durante los últimos años.
El problema, sin embargo, se centraliza en las escuelas que dependen del estado para seguir existiendo y además no presumen de estar en la parte alta de los rankings. Los fondos privados de estas escuelas son de media un 40% inferior que los de las escuelas privadas, de ahí que se hayan visto afectadas por los recortes de la administración central. Recortes que dificultan mantener a un profesorado de calidad, y eventualmente llevaron a la subida de las tasas de matriculación. El problema de la subida es que la demanda de programas MBA en estas escuela es bastante plana. No hay que olvidar que el número de estudiantes internacionales en estos programas suele ser bastante bajo. Mientras que las escuelas de mayor prestigio pueden permitirse el lujo de solicitar a sus antiguos alumnos un esfuerzo económico, las escuelas de menor fama tendrán que seguir reduciendo sus costes para así evitar nuevas subidas de sus tasas. Desafortunadamente, algunas tendrán que cerrar sus puertas, como fue el caso de Butler Business School.
En definitiva, parece que el efecto a medio plazo es la pérdida de calidad en las escuelas públicas con respecto a las privadas. Lo anterior, llevará inevitablemente a un aumento de la brecha ya existente entre las escuelas en la parte más alta de los rankings y aquellas en la parte más baja.
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