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Desde pequeños se nos enseña que todo problema que se nos plantea ha de ser solucionado. Aprender a solucionar simples sumas y restas en primaria, decidir qué zapatos llevarás en tu graduación, hasta si deberías endeudarte para comprar la casa de tus sueños. Es necesario plantear el problema, operarlo, y presentar la solución del mismo. De nada sirve esconder la cabeza debajo del ala, incluso cuando la solución suponga un gran sacrificio o duela. Pero, ¿puede una solución provocar un problema mayor?.

Desde hace tiempo, muchos analistas argumentan que algunas de las medidas tomadas por el Gobierno español pueden dañar el músculo de la economía nacional, sin realmente ayudar a solventar la gran encrucijada que presenta nuestro país. Un claro ejemplo puede ser la reciente medida adoptada por el Gobierno: el aumento sobre el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA). Esta medida entró en vigor el pasado 1 de septiembre cuando el IVA ha alcanzado niveles históricos, superando a países como Francia y Alemania. Pero, ¿cómo afecta esta subida sobre la economía?

En cualquier clase de economía básica se enseña un término fundamental denominado “Coste de Oportunidad”, que básicamente se refiere a aquello de lo que una persona se priva o renuncia cuando hace una elección o toma una decisión. En este caso, el efecto IVA tiene un coste de oportunidad muy alto, el consumo, el cual crea puestos de trabajo y genera riqueza.  Muchos analistas argumentan que está medida desplomará aún más el consumo; que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE) ya tiene un desplome del 1,12% con respecto al periodo anterior.  

En la economía, como en todas las ciencias, las variables están relacionadas. La alteración de una variable tiene un efecto directo sobre otra variable. En este caso, la subida del IVA afecta directamente el consumo de manera negativa. Sin embargo, grava otra variable muy importante de forma positiva, el ahorro. ¿Por qué nunca se habla de ahorro en España? ¿Acaso a los españoles nos gusta ahorrar? Desgraciadamente el consumo en España ya está muy ajustado. Una nueva reducción del mismo puede afectar mucho a pequeñas y medianas empresas y a familias que a duras penas pueden llegar a fin de mes, y que junto con la subida del IPC tendrán la más soga al cuello que nunca. Sin embargo, toda moneda tiene dos caras y el alza del IVA incurre en un posible incremento del ahorro, que también favorecerá el «desendeudamiento» de las familias.

Tal vez, el efecto IVA consiga que la sociedad española pase de una política consumista a una política ahorrativa, política que a lo mejor tendríamos que haber adoptado mucho antes, para no tener que pagar tan alto coste en la actualidad.  

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