Abro este hilo para contaros una pequeña anécdota que me pasó hace un par de días yendo a una dinámica de grupo de IBM. Lo que empezó como una historia de vergüenza extrema se ha convertido para mi en una bonita lección que me gustaría poder compartir con vosotros.
Os pongo en un poco de contexto: pese a que este año estoy de Erasmus en Francia, esta semana la tengo de vacaciones en la universidad y he querido disfrutarla descansando en Málaga (mi ciudad natal) con mis padres, que hace mucho que no les veo.
La semana me llamaron pasada de IBM para hacer con ellos una dinámica de grupo en Madrid y yo les propuse que fuese esta semana aprovechando que estaba en España, a lo que ellos aceptaron.
Hasta aquí nada del otro mundo: compro los billetes de AVE para ir y volver el mismo día y la noche de antes me hago una pequeña maleta con las cosas que necesito llevarme a Madrid (mi hermana me pidió que le llevara un par de cosas). Al final decidí cambiar la maleta por una mochila pese a ser bastante poco estético.
Así que al día siguiente, me levanto, me pongo el traje y me monto en el tren. Pasan casi 3 horas y cuando quedan unos 2 minutos para llegar a Madrid, me levanto para ir al cuarto de baño y me doy cuenta de que ¡tenía todo el pantalón de traje rajado por detrás!
Cuando me refiero a que tenía todo el pantalón rajado me refiero a que se me veía desde la cadera hasta donde termina el glúteo (con unos bonitos calzoncillos –cómo no– blancos para aumentar el contraste y resaltar mi preciosa pierna). Adjunto una foto del pantalón para que veáis que pese a ser andaluz no exagero
![Wink ;-)](./images/smilies/icon_e_wink.gif)
Stress is rising. Eran las 10:40 y tenía que estar en las oficinas de IBM a las 11:30 (iba con el tiempo suficiente para llegar sin problema pero ni de coña para intentar montar un plan B). Lo primero que se me ocurre: “les llamo ahora mismo y cancelo la dinámica”. En ese momento os prometo que lo hubiese hecho si no hubiese sido porque no me había levantado a las 6 de la mañana para tocar Madrid y volverme.
Aquí fue cuando mi mochila entró en juego. Llevarla en vez de llevar una maleta fue, sin saberlo, la mejor decisión que he tomado en muchísimo tiempo. Lo que hice fue bajarme la mochila hasta abajo del todo y ponérmela a un hombro, al más puro estilo de niño gánster de 15 años. Iba vestido de traje y llevaba una mochila nike turquesa a un hombro bajada hasta abajo. Parecía imbécil, pero la otra opción era parecer un poco exhibicionista. La mochila más o menos consiguió taparme el 90% de la raja sin que fuera tan evidente.
El tema fue que desde que vi la raja hasta que empezó la dinámica, cambié completamente de chip. Antes de verla, iba nervioso en el tren pensando “¿Qué contesto a X?” “¿Cómo hago para demostrar liderazgo en la dinámica?” “¿y si no me hacen caso?”… Ahora, lo único en lo que pensaba era en no ser recordado por RRHH como aquel chaval que vino con la moral y pantalones rotos.
Es curioso. En el fondo yo pensaba “no es más que una raja en un jodido pantalón. Todo el mundo puede comprender que esto pueda ocurrir y no creo que nadie piense menos de mí por una cosa que le podría haber pasado a cualquiera” y sin embargo, no podía dejar de imaginarme a un corro de RRHH mirándome con cara pocos amigos. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que pese a que era la primera vez que me pasaba esta circunstancia, la sensación la había vivido ya muchas veces.
Todos vamos a entrevistas de trabajo con los pantalones rotos. En unos casos es un periodo de desempleo en el CV, en otros es un bajo nivel de inglés/idioma x, en otros es ausencia de experiencia profesional, en el mío es un rendimiento académico “mediocre-malo” (media de 6.1 y año por curso en ICAI). Todos nos preocupamos por nuestro pantalón roto pero no nos fijamos en la preciosa chaqueta o corbata que también llevamos, cuando en realidad la chaqueta o la corbata es lo primero que se ve al conocer a una persona de frente y el pantalón puede hasta pasar desapercibido con un poco de suerte.
¿Cómo es posible que nos vengamos abajo con contratiempos tan pequeños? ¿Cuántos procesos de selección tiramos nosotros mismos por la ventana antes de entrar por la puerta? ¿Por qué desechamos tan rápido la idea “les caeré bien” y sin embargo “les caeré fatal” lo aceptamos como una realidad inexorable? ¿Por qué si llevo el pantalón bien pienso que no voy a conseguir las prácticas y si se me rompe pienso que las hubiese conseguido sin problema con los pantalones bien?
Básicamente esto era lo que iba pensando en mi paseo antes de llegar a IBM. Me habían invitado a una dinámica de grupo y yo me estaba tomando la hora previa a la prueba para filosofar entorno a como un descosido de un pantalón de traje se asemejaba con miedos y falta de autoestima. Si pensáis que estoy colgado, os daré completamente la razón.
Volviendo al hilo central, lo que sí me gustaría decir es que cuanta más gente conozco y a más procesos voy, más me doy cuenta de que todo el mundo tiene miedos y puntos débiles. Pero es que no se trata de ser perfecto, joder. Se trata se saber quién eres y qué puedes ofrecer.
Una de las mejores frases que he leído para mi gusto últimamente y habla de este tema es:
El miedo no tiene que estar en nuestros puntos débiles. El miedo tiene que estar en no saber quienes somos. En que te pregunten “cuéntame un poco de ti” y no sepas dar una buena respuesta estructurada de 1-2 minutos porque no sabes qué es lo que te diferencia del resto de 1000 candidatos.Basically, you don’t have to be perfect when applying, but you have to be perfectly composed. You have to own who you are, know when and where your personal expectations took shape, understand the path you are on, and –above all else – know how o put one foot in front of the other without doubting yourself along the way
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Yo sabía que si alguien me veía de espaldas no iba a llevarse un buen recuerdo de mí, pero precisamente por eso cuando me senté en la silla de la sala de RRHH gané toda la confianza que uno podía ganar en sí mismo, porque al sentarme ya nadie iba a poder ver mi roto. Había centrado tanto mis inquietudes en ese problema que había dejado de rayarme por estupideces y cuando llegó el momento de la prueba, estaba contentísimo por poder estar ahí participando en igualdad de condiciones.
Cada uno de nosotros tenemos que ver claramente no sólo quienes somos sino también qué es lo que nos causa nerviosismo y enfrentarlo de cara. ¿Tengo una mala nota en ICAI? Pues ahora me apunto al master y me demuestro que soy capaz de acabar entre los top de la promoción si realmente me lo propongo a muerte. ¿Tengo un B2 endeble de inglés? Pues me cojo un ticket de ida a Irlanda y no vuelvo hasta que sea capaz de hablarlo fluido. And so on
Es duro, por supuesto. Pero es que si no lo fuese, no tendría mérito. Hay dos opciones a la hora de enfrentarse a un problema: o decir “pobrecito de mí, que mala suerte con el pantalón, que me cambien el día” o decir “esto no añade más que un poco de emoción al proceso de hoy”. La primera, que es el camino fácil y sigue la mayoría de la gente te lleva a contentarte con lo que tienes y decir que para qué quieres ser mejor si la gente debería aceptarte tal y como eres (cuanto daño ha hecho la frase “yo soy así”). La segunda, te obliga a vencerte a ti mismo para llegar a ser cada día un poquito mejor, llueva, truene o nieve.
Todo el mundo fracasa. La gente que tiene éxito se diferencia de la que no porque ellos por muchas veces que caigan, siempre se levantan (haciendo retrospección de cara a la vez siguiente) y lo vuelven a intentar. Es fácil decir: "que suerte tiene la gente que a la que le ha tocado el gordo de Navidad" pero es que la lotería sólo le toca a la gente que compra boleto una y otra vez.
Para finalizar, simplemente comentaros que al final del día conseguí tapar la raja lo suficiente para que no se dieran cuentan
![Very Happy :D](./images/smilies/icon_e_biggrin.gif)
En cuanto pueda abro también un hilo sobre el proceso de selección de IBM ya que no encontré ninguno por el foro
Un abrazo